Plegaria de Florentino Ulibarri, agradeciendo a Dios, en momentos cercanos a la festividad del nacimiento del Niño Dios.

Gracias, Señor, por mi cuerpo, tu regalo y mi tesoro más estimado para andar por el mundo.

Por los pies con que camino al encuentro con mis hermanos. 

Por las piernas que me sostienen, y que nunca se cansan de mí.

Por las manos, útiles herramientas para trabajar, servir y abrazar.

Por los labios, la boca y la lengua con que río, hablo y como gozosamente.

Por los ojos que descubro y veo tanta gracia y hermosura a mi lado.

Por mi sexo extrañable con el que siento y expreso.

Por los nervios, rápidos y sensibles conductores de sensaciones y emociones, y también de   mis quereres.

Por mi cabeza, hermoso ingenio que piensa y ordena.

Por la piel que me protege dándome forma, figura y seguridad. 

Por este corazón que nunca descansa, que ama y se deja amar.

Colaboración: Teresita Turrión