Nacionales 08/08/2025
La declaración de un testigo clave
El fiscal Martín López Perrando confirmó que Diego Fernández Lima, el joven de 16 años cuyo paradero fue una incógnita durante 41 años, hasta que en mayo pasado se encontraron sus huesos enterrados en la medianera de un chalet del barrio porteño de Coghlan, iba al mismo colegio y curso que Cristian Graf, uno de los antiguos habitantes de esa vivienda.La Fiscalía investiga por estas horas el vínculo que mantuvieron Fernández Lima y Graf, quien ahora tiene 58 años y continúa viviendo en el barrio porteño de Coghlan, ya que -según precisó un comunicado oficial del Ministerio Público Fiscal- desde la difusión del caso, muchos testigos se comunicaron para aportar información del tema.
En esta línea, durante la tarde del jueves, un egresado de la Escuela Nacional de Educación Técnica 36 de Saavedra (ENET Nº36), quien también habría sido compañero de clase de Diego, declaró ante la Justicia para aportar información clave sobre quien vivió en el domicilio sobre la avenida Congreso al 3700.
El frente de la casa donde estaban enterrados los restos del adolescente Diego Fernández Lima, sobre la avenida Congreso al 3700 de Coghlan. (Imagen: FIscalía)
Según trascendió, el hombre que habló ayer con López Perrando vive ahora en el exterior, en una ciudad de México, pero al enterarse días atrás por los medios de la noticia del hallazgo del cuerpo de Diego Fernández Lima, se puso en contacto con sus antiguos compañeros de clase. La dirección de la casa en Coghlan le sonaba, y no dudó en averiguar por qué. Cuando unió los cabos, se contactó con la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 61.
El declarante, cuyos datos no fueron difundidos, afirmó que conocía tanto a Diego como a Cristian. Precisó que al primero lo apodaban cariñosamente "El Gaita" Fernández, mientras que al segundo se lo nombraba "El Jirafa" Graf.
No está claro si ambos eran amigos. Parece ser que el testigo indicó que sí. Pero, según consta en el comunicado de la Procuración, este dato había pasado desapercibido para los familiares de Fernández Lima, ya que Graf "no era de su círculo cercano de amistades del colegio ni del club Excursionistas, donde el adolescente jugaba al futbol".
En el chalet ubicado en la avenida Congreso 3742 vive actualmente la madre de Cristian. Su hija y su hijo dejaron la vivienda hace años, cuando cada uno formó su propia familia. Cristian se quedó en el barrio y su hermana se fue al Sur.
Cómo sigue la causa
López Perrando citará a declarar a Graf, pese a que el delito prescribió hace más de 20 años y no hay posibilidades de imputar penalmente al responsable del homicidio, si es que se puede confirmar la autoría del mismo.
La familia de Diego Fernández quiere seguir adelante con la causa de todos modos para conocer los motivos del crimen. Javier, el hermano de "El Gaita", expresó esta semana a los medios que su familia quedó muy afectada por la noticia. "Estamos mal. No entendemos nada", dijo. Aseguró además que buscan Justicia y esclarecer quién fue el responsable de la muerte de su hermano.
"Necesito justicia por mi hermano. Por mi papá, que se murió buscándolo. Por mi mamá, por mi hermana, y por mí", apuntó. Su padre murió en 1991 durante un accidente de tránsito, también en ese barrio.
El caso
Los restos óseos de Diego "El Gaita" Fernández Lima, un adolescente de 16 años, aparecieron el 20 de mayo pasado en el jardín de un chalet ubicado en la avenida Congreso 3742, en el barrio porteño de Coghlan, cuando un grupo de obreros levantaba una pared medianera en la casa lindera que había sido propiedad de la artista Marina Olmi -hermana del actor Boy Olmi-, y que había alquilado el músico Gustavo Cerati, entre 2002 y 2003.
La identificación de la víctima fue producto de una investigación -ahora perfilada como un caso de homicidio-, que sigue en curso a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°12, cuyo titular es el fiscal Martín López Perrando.
Los restos del estudiante secundario fueron hallados cuando se produjo un desplazamiento de tierra desde el jardín de la propiedad señalada a la obra lindera de Congreso 3748. Junto a ellos, se encontraron una moneda japonesa, un reloj con calculadora Casio -fabricado en Japón en 1982-, un llavero flotante naranja con una llave, una ficha de casino, la hebilla de un cinturón, la suela de un mocasín talle 41 y una corbata tejida de uniforme colegial. Todos estos elementos ya habían dado una serie de pistas que permitían inferir que se trataba de alguien joven y a fijar en la década del '80 la fecha en la que se habría producido el crimen.
El frente de la casa donde estaban enterrados los restos del adolescente Diego Fernández Lima, sobre la avenida Congreso al 3700 de Coghlan. (Imagen: Fiscalía(
Fernández Lima era buscado desde el 24 de julio de 1984 y la casa donde estaba enterrado es propiedad, desde la década del '70, de una misma familia, entre quienes hay un excompañero de colegio de la víctima.
Desde el inicio de la investigación, el fiscal López Perrando le dio intervención al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Los especialistas determinaron que el adolescente recibió una puñalada en el tórax que dejó una marca en su cuarta costilla derecha, y la cual podría haber sido la causa de muerte del joven. También que, tras el crimen, intentaron desmembrarlo con una herramienta similar a un serrucho, aunque no pudieron. Tras ello, lo enterraron en una improvisada fosa a 60 centímetros de profundidad en el jardín de la casa.
La difusión mediática que fue surgiendo del caso llamó la atención de un sobrino de la víctima que sospechó que el NN enterrado en Coghlan podía ser su tío desaparecido hace 41 años. Así, sus familiares se presentaron ante la fiscalía y se obtuvo una muestra genética de la madre de Diego -que hoy tiene 87 años- y que, al ser cotejada con sus restos, dio positivo y permitió su certera identificación.
La búsqueda
De acuerdo a lo reconstruido por la fiscalía en función del testimonio de los familiares, aquel 24 de julio de 1984, Diego Fernández Lima volvió del colegio y almorzó con su madre. Luego le dijo que iba a encontrarse con un amigo y le pidió dinero para el colectivo.
Un conocido cruzó a Diego en la esquina de Rómulo Naón y Monroe, en Villa Urquiza y lo saludo. Fue la última vez que alguien lo vio.
Alrededor de las 20.30, como el joven no volvía, sus padres fueron a la entonces comisaría 39 de la Policía Federal a reportar su desaparición, pero allí el caso quedó asentado como una presunta "fuga de hogar".
Así, comenzó una búsqueda con panfletos pegados en el barrio, al tiempo que trataron de visibilizar su desaparición en los medios de comunicación. Su padre, dio una entrevista por el caso dos años después, en 1986, y murió sin saber el destino de su hijo. Por su parte, la madre del joven y sus hermanos, aún lo buscaban.
Si bien por el paso de los años, la acción penal está prescripta, desde la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°12 procuran avanzar con la investigación para reconstruir los hechos y cumplir con la tarea de poder brindarle a la familia de la víctima la verdad sobre lo sucedido.
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