Todo Provincial dialogó con el empresario cárnico Alberto Samid quien criticó la medida y aseguró que generará un aumento del precio a los valores internacionales.

«Esto tendrá impacto porque la carne es el único producto argentino que afuera vale 4 o 5 veces más. Los que hemos viajado al exterior sabemos que afuera vale 25 mil pesos el kilo. Con ir a Uruguay alcanza para darse cuenta», expresó Samid.Alberto Samid consideró que con la liberación de las exportaciones, los frigoríficos priorizarán el mercado externo y que a nivel local «habrá que pagar más de 20 mil pesos el kilo».

«Sin dudas, la carne subirá a precios internacionales. El problema es que en esos países los trabajadores ganan 1500 dólares mientras que acá los sueldos son muy bajos», cuestionó el «Rey de la Carne».

Sobre las expresiones de algunos actores del sector cárnico a favor de esta medida, Alberto Samid explicó: «En nuestro rubro siempre hubo dos sectores en pugna: hay uno que trabaja para la exportación e inventa argumentos para defender que todo se vaya afuera. Por otro lado estamos los consumeros que defendemos el mercado interno y que decimos que primero están los argentinos y que sólo se puede exportar el excedente».

Por otra parte, Samid aseguró que «es mentira que afuera no compran asado o los cortes considerados populares», ya que en el mundo «el principal problema pasa por los alimentos ya que somos más de 8 mil millones de habitantes», y graficó: «Afuera se comen hasta las ratas. Son argumentos falsos, nadie es boludo».

Además, aseguró que la industria frigorífica «tiene capacidad para exportar todo», y anticipó: «Además, cuando se libere todo, los consumeros se volcarán a ser exportadores haciendo algunas modificaciones que son menores».

«Si quieren exportar más que produzcan más porque territorio nos sobra, pero los kilos que necesitamos en el país deben ser intocables», apuntó Alberto Samid.

Sobre el reclamo de «incentivos» para aumentar la producción de carne, el empresarió planteó: «En Argentina, las grandes extensiones de tierra está en manos de muy poquitas familias. Si fuera como en Francia donde cada uno tiene 15 hectáreas se multiplicaría la producción. Acá hay tipos que tienen 200 o 300 mil hectáreas, no les importa producir más porque con lo que tienen les sobra».

Y concluyó: «A simple vista se puede ver que hay miles de hectáreas en las que no se produce nada, en otros países aprovechan hasta las montañas. Acá nadie hace un carajo».