Ethel Mariotto despidió a Ana Curotti, fallecida recientemente, con su impronta y su justeza para encontrar las exactas palabras en todas las ocasiones. Así lo hizo a través de La Mañana:

"A los 83 años falleció Ana Curotti. Había dedicado una parte tan amplia de su vida a la enseñanza, y a multiplicarse en el servicio, que todos la recordamos sabiendo que no hay resquicios que nos permitan verla más allá de su serenidad y compromiso para cumplir la tarea para la que había sido destinada.

Porque Ana fue tanto la docente rural que yo conocí en la Escuela 14 de Álvarez de Toledo en el año 1954, como la maestra que puso su empeño en la Escuela 38, con todo aquello tan mágico de la enseñanza experimental, así como la inspirada asistente escolar de la Escuela 26, carrera para la cual se había formado estudiando con arduo empeño.

Pero hubo una tarea que ha dejado rastros muy particulares, acerca de la cual me permitiré hablar en esta nota. Porque Ana trabajó incansablemente en la Biblioteca Popular Municipal Bartolomé Mitre, y en ella tuvimos la suerte de compartir años de esfuerzos y esperanzas. Allí Ana se prodigó de tal forma, que siempre encontró la información que se le pedía, aunque fuera difícil hallarla.

Para responder a las consultas de estudiantes de todos los niveles, armó infinidad de carpetas con información periodística que seleccionó en cantidad de diarios y revistas, que conseguía de usuarios que los donaban generosamente.

Y, más allá de su horario de trabajo, se ofreció siempre para acompañar los ensayos de coros o grupos de teatro, desde la época en que, sin contar con el auditorio Dr. Ricardo Galliani, actuaron en el primitivo tablado que sirvió de escenario en esa sala que, durante mucho tiempo, fue la única habilitada para todas las presentaciones que se hacían, cuando, para posibilitarlas, se retiraban las mesas de lectura y se armaba la platea.

Charlas, exposiciones, obras, audiciones, contaron con la presencia, el apoyo, la apertura o el cierre de parte de Ana. Por eso la gratitud, por eso este recuerdo que cubre una pequeñísima parte del agradecimiento que debemos.

Su entusiasmo fue mucho, su voluntad fue inspiradora, su trabajo fue impecable, su solidaridad fue plena, y su quehacer se transformó en su vida, ya que siguió trabajando en un voluntariado que se extendió luego de su jubilación.

Por eso aquí estoy, junto a tus compañeras, Ana Curotti, repitiendo tu nombre, rescatando tu ejemplo."

Por Ethel Mariotto

(Ex Presidenta de la Biblioteca Mitre)

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