25 de septiembre de 2023

Locales 06/04/2022

Apuntes para reflexionar | Sexualidad y diversidad funcional: entre prejuicios y desencuentros

Jóvenes y adultos con retrasos madurativos|discapacidad intelectual

Actualmente cuando hablamos de DISCAPACIDAD lo hacemos desde el Paradigma Social de la Discapacidad, entendiendo por ello que las dificultades que se presentan a un sujeto no derivan necesariamente de su discapacidad sino de las BARRERAS que su entorno pone a su desarrollo. Estas barreras puede ser de todo tipo: barreras físicas (escaleras inaccesibles, por ejemplo) o sociales (educación no inclusiva, sobreprotección en la crianza, prejuicios en la comunidad, exclusión, etc.).

El desarrollo afectivo-sexual de cada persona depende de múltiples factores bio-psico-sociales, y se expresa de diversos modos según la etapa evolutiva que atraviesa. En ese sentido, aunque parecidos, todos somos diferentes, aún en una misma cultura.

 -El concepto de SEXUALIDAD es mucho más amplio que el de genitalidad. - De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) "la sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales" (OMS, 2006)

 Somos y nos expresamos sexualmente desde nuestro nacimiento hasta la muerte, pero en cada etapa y en cada vínculo esa sexualidad se manifiesta de un modo diferente. Aprendemos por la maduración, la imitación, la educación, la cultura y el ensayo y error, a adaptar nuestras conductas al marco social. Aprendemos gradualmente a distinguir lo público de lo privado, lo propio de lo ajeno, lo permitido y lo no permitido. También vamos incorporando derechos y responsabilidades, los códigos culturales, desarrollamos el registro de nuestras sensaciones y la empatía por los otros. 

Las personas con discapacidad intelectual o retrasos madurativos de diversa etiología tienen los mismos derechos sexuales y reproductivos que todos y todas, pero muchas veces presentan peculiaridades en su desarrollo psicosexual y conductas. No siempre éstas derivan de su condición sino que también derivan de cuestiones del contexto. 

Puede resultar útil distinguir los siguientes conceptos que enumeran variables en el desarrollo de cada persona:

· Edad cronológica: años de vida.

· Desarrollo y tamaño corporal.

· Madurez psico-afectiva: emociones, vivencia, modos de vincularnos, etc.

· Capacidad intelectual: inteligencia práctica, abstracta, verbal, motriz, etc.

· Madurez social: capacidad de desenvolverse socialmente.

Es frecuente que estas variables no tengan desarrollos simétricos ni equivalentes.

Jóvenes y adultos con DI o retrasos madurativos logran desarrollar y vivir su sexualidad en plenitud, con o sin apoyos, con las mismas posibilidades y dificultades que todas las personas. La capacidad de vincularnos afectivamente a otros, ser sensibles, sentir placer o sufrir, compartir , tener amigos o enamorarse, no dependen esencialmente de cuestiones intelectuales. 

Algunos adultos con DI o retraso madurativo pueden presentar conductas sexuales no esperables para su edad que generen en su contexto social malestar y/o malinterpretaciones. Pensemos: alguna conducta que sería "simpática" en una niña de 5 años, no lo sería en una adolescente de 16 (v.g. "enamorarse" de su padre, decirle a su tía que quiere ser su novia). Un niño de 9 años no generaría demasiado temor si le dice a su vecina adulta que ella es muy linda. Un niño o niña de Inicial quiere salir desnudo/a a la calle porque hace calor. Quienes observan tales manifestaciones entienden que son expresiones de una sexualidad infantil, en desarrollo, que puede o no requerir orientación, pero que no significa necesariamente ningún riesgo para sí ni para otros.

Pero cuando alguna de esas u otras manifestaciones provienen de una persona adulta con algún retraso madurativo o discapacidad, es entendible que la comunidad de sienta perturbada, confundida, atemorizada, sin saber cómo intervenir. Tal vez presuponiendo en el otro u otra una intencionalidad riesgosa, un impulso incontrolable, un acto de delito consciente. 

Son entendibles tales vivencias y algunas de las torpes reacciones frente a lo que no se entiende y/o atemoriza, pero como sociedad necesitamos ampliar la mirada. Es necesario que tratemos de entender que algunas de esas conductas sexuales en personas con discapacidad intelectual o retraso madurativo (también en deterioros seniles), son expresiones de un desarrollo psicosexual inmaduro, que requieren orientación y/o límites, pero no la condena de la persona. Son conductas impropias o inadecuadas en algunos casos, pero no delitos necesariamente.

En algunos casos esas conductas no apropiadas, en sí mismas no han sido graves, pero han generado reacciones de gran malestar por ser interpretadas como peligrosas o como el inicio de una situación de riesgo personal. Algunas veces "sólo" se trató de una aproximación socialmente torpe, inadecuada o fuera de contexto, que no incluía intención de dañar ni percepción del malestar que estaba generando.

Obviamente estas situaciones son aún mucho más complejas cuando la persona con discapacidad (PcD) que así se manifiesta es un varón, adulto, fuerte, y cuando quién se ve afectada es una persona en desventaja de edad, de tamaño o una mujer (el temor al acoso|ataque sexual es entendible por la alta incidencia actual).

También podemos considerar que, en algunos casos, son conductas influenciadas por el ambiente o que, pese a los intentos educativos, no han logrado superarse o adecuarse.

Por supuesto que en los casos que estas conductas afecten los derechos de terceros (generando temor, malestar, etc.), son necesarios los límites, la orientación perseverante, la supervisión necesaria. Quienes forman parte del círculo familiar y social de esa PcD, las instituciones que lo alojan, y la propia PcD, deberán poder escuchar la preocupación o el malestar de quienes han sido afectados por esa manifestación sexual (en algunos casos, impropia o mal interpretada) y definir cómo intervenir según corresponda. Así estaríamos trabajando en común desde una perspectiva de Derechos Humanos con respeto a la Diversidad.

Repetimos que son entendibles tales vivencias y algunas de las torpes reacciones frente a lo que no se entiende y/o atemoriza, pero consideremos que el ataque, los prejuicios, el "escrache" en redes, la condena a la persona y a su entorno, la exclusión social, no serían caminos de transformación e inclusión. La construcción de una sociedad inclusiva, diversa y respetuosa, es una tarea, ardua pero necesaria, entre todos. 

Lic. Carolina Santía

MP 30.026

Marzo 2022

Materiales sugeridos:

https://salud.gob.ar/dels/entradas/derechos-sexuales-y-derechos-reproductivos-de-las-personas-con-discapacidad

https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/esi_es_parte_de_la_vida.pdf

https://www.anep.edu.uy/sites/default/files/images/Archivos/publicaciones-direcciones/DDHH/sexualidad/Es%20parte%20de%20la%20vida%20II_compressed.pdf


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