Boca recuperó la sonrisa con una victoria contra Platense que fue merecida, aunque más ajustada y más laboriosa que lo que parecería indicar el 3-1 final. El público, que colmó la Bombonera, cerró a puro festejo una jornada que había empezado con aplausos cerrados en el homenaje a Martín Palermo, entrenador del rival. 

Los ex compañeros Mauricio Serna y Marcelo Delgado le dieron al goleador una plaqueta y un cuadro enmarcando la camiseta número 9. "Muchas gracias Palermo/muchas gracias Palermo/vos nos diste los goles/vos nos diste alegrías/lo que hiciste por Boca/no se olvida en la vida", cantó toda la cancha. 

El interés más morboso estaba puesto en saber qué iba a hacer el vicepresidente del club, Juan Román Riquelme, que finalmente se quedó en el palco. Como todos saben había mucha mala onda entre ellos, pero no se manifestaba en el campo de juego: cuando jugaban, se conectaban y producían lo mejor para el equipo. 

Palermo, máximo goleador de la historia de Boca en 404 partidos hizo 236 goles, muchos de ellos con asistencia de Riquelme, y muchos parecidos a los que se convirtieron en el primer tiempo del partido que se jugó a continuación, aprovechando errores defensivos.

En el primero de Boca, Arce amagó salir en un córner y cuando quiso volver ya no pudo hacer nada con el cabezazo de emboquillada de Figal. En el empate de Platense, Romero sacó mal con el pie, dejó la pelota en los pies de Cacciabue y empezó una jugada que terminó con un mal rechazo de Figal, un rebote, y el gol de Servetto debajo del arco.

En el segundo de Boca,  Merentiel debutó en la red capitalizando un rebote en una acción que incluyó errores de Morgantini y Suso, y una avivada del veloz Langoni.

Boca volvió a mostrar fragilidad en la marca del medio hacia atrás, pero mejoró ofensivamente por las subidas de Sández (el mejor del equipo), la movilidad de Romero, más activo que otras veces, la dinámica de Langoni y Merentiel, y el buen toque de Ezequiel Fernández.

En el segundo período Boca se metió muy atrás, exponiendo sus debilidades asustado por las insinuaciones de Platense. Pero cuando Briasco, que había entrado por Langoni, clavó el tercero en una buena resolución individual se bajó la cortina del partido.

Recién con el 3-1 aparecieron los espacios, el toque y la tranquilidad para alegría de un público eufórico. Boca va a tener una semana tranquila a la espera de su próximo compromiso, que será contra Vélez.