Nacionales 03/07/2025
Por la ola de frío se congelaron los Esteros del Iberá
Una escena tan insólita como maravillosa sorprendió a los vecinos del departamento de Esquina, en la provincia de Corrientes. En medio de la ola polar que afecta a gran parte del país, los Esteros del Iberá, uno de los humedales más importantes de Argentina, amanecieron con una imagen jamás vista: un ojo de agua congelado y dos carpinchos deslizándose sobre el hielo como improvisados patinadores.
El fenómeno, registrado en la localidad de Libertador, se viralizó rápidamente en redes sociales por lo inusual del caso y la ternura que despiertan estos mansos animales, típicos de la región, que parecían confundidos pero curiosos al caminar sobre la superficie resbaladiza.
La meteoróloga Alejandra Ojeda, en declaraciones reproducidas por el diario Norte, de Corrientes, explicó la magnitud del fenómeno: "Tuvimos una presión atmosférica de 1036 hectopascales y 6 grados bajo cero de térmica, algo que nunca ocurrió en los registros que estamos llevando en la provincia", aseguró.
Corrientes es una provincia que, si bien experimenta descensos térmicos en los meses invernales, rara vez alcanza temperaturas extremas como las registradas esta semana. Las mínimas suelen rondar los 5°, pero esta vez la ola polar empujó el termómetro muy por debajo de ese umbral. La consecuencia: el congelamiento de espejos de agua en zonas donde eso nunca sucede.
Las capas de hielo que se formaron sobre lagunas y esteros, producto de las temperaturas extremas, son un fenómeno sumamente infrecuente en la región. En general, el clima en Iberá oscila entre 14°C y 22°C, y si bien en invierno puede descender, no suele bajar de los 5°C. Lo vivido esta semana rompe todos los parámetros.
Un ecosistema clave y en transformación
El evento climático pone el foco nuevamente sobre los Esteros del Iberá, una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta, con aproximadamente 3.900.000 hectáreas de lagunas, bañados y esteros que se entrelazan formando un complejo laberinto hídrico. Este ecosistema se originó por los antiguos desbordes del río Paraná hace cerca de 8.000 años.
Además de su belleza natural, el Iberá representa un reservorio de biodiversidad sin igual. Allí habita una gran cantidad de fauna autóctona como carpinchos, yacarés overo y negro e inambúes, que conviven con especies amenazadas o en proceso de recuperación, como el aguará guazú, el ciervo de los pantanos y aves de pastizal como los capuchinos y corbatitas.
El sitio también es centro de programas de reintroducción de fauna desaparecida, como el yaguareté, el lobo gargantilla, el ocelote, el tapir, el pecarí de collar y el oso hormiguero. Por su tamaño y nivel de conservación, el Iberá es considerado uno de los pocos territorios viables del país para estas iniciativas.
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