Nacionales 19/12/2025
Contra la reforma laboral
"Ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se defienden", advirtió primero Octavio Argüello. Luego llegó el turno de Cristian Jerónimo: "El proyecto está escrito y redactado maliciosamente a favor de las grandes corporaciones y de las grandes empresas de la Argentina", afirmó. El último en hablar fue Jorge Sola: "Este es el primer paso, sigan sin escucharnos, terminaremos en un paro nacional en todo el país", aseguró. Las frases retumbaban en Plaza de Mayo. Los triunviros de la CGT hablaban en el escenario -que le daba la espalda a la Casa Rosada- acompañados por todo el universo sindical y referentes del peronismo, la izquierda, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales. No eran pocos, como especulaba y afirmaba el oficialismo, era una multitud. Los bombos, platillos y bronces marcaban el ritmo de los discursos sin saber, al menos en ese instante, que el gobierno reculaba y desactivaba el tratamiento exprés de la dañina reforma laboral. Todo quedaba para febrero porque habían confirmado que el proyecto sumaba más detractores que aplaudidores.
Al menos por ahora, los derechos de los trabajadores y trabajadoras, quedaron a salvo. No es poco para estos tiempos de crueldad que corren.
A las 14, el sol calcinaba y la temperatura ascendía sin vergüenza hasta los 34 grados. Las columnas de los gremios y de organizaciones como la que lidera Axel Kicillof, llegaban una detrás de otra a Plaza de Mayo desde el mediodía. Muchos optaron por quedarse en avenida de Mayo, donde los plátanos que tanto daño hacen a los que sufren de alergia, este jueves ofrecía una gran sombra salvadora. En la plaza, en cambio, todo el mundo se apretujaba debajo de lo que pudiese aliviar del calor, pero ahí estaban, eran miles.
Atrás del escenario había cierto nerviosismo. Era el primer gran acto del nuevo triunvirato de la CGT y, para colmo, enfrentaban el proyecto de reforma laboral con un gobierno que hasta el jueves por la madrugada se sentía invencible. Las fuerzas de seguridad durante toda la mañana se habían encargado de entorpecer la libre circulación de los colectivos que trasladaban desde el conurbano, pero también desde otras provincias, a los trabajadores que querían estar en Plaza de Mayo.
El gobierno sufrió un rotundo fracaso durante el debate del Presupuesto 2026 en Diputados cuando legisladores aliados se sumaron a las huestes que rechazaron el artículo que derogaba la emergencia en discapcidad y el financiamiento universitario. Eso se convirtió en una dura advertencia que la Rosada tardó en interpretar. Patricia Bullrich, senadora oficialista que cabalgaba por los pasillos del Senado en un pony, chicaneaba la movilización de la CGT sin percatarse que esa multitud en Plaza de Mayo, pero también en otras plazas de las provincias, se agrandaba con la negativa de algunos gobernadores -peronistas incluidos- a acompañar las crueldades legislativas de Milei.
La respuesta que eligió el oficialismo fue dejar el debate de la reforma laboral en el Senado para el 10 de febrero. La CGT y todas las organizaciones sindicales, políticas, sociales, los trabajadores y los desempleados que estaban en Plaza de Mayo, se habían anotado un triunfo.
Los discursos
En la sede de la CGT lo habían anticipado. El acto iba a tener un documento y solo tres discursos. Sobre el documento circularon por lo menos tres versiones.
Los primeros en ingresar al escenario fueron los triunviros. Se acomodaron cerca del atril. En los tablones se fueron acomodando el resto de los dirigentes que integran el consejo directivo, entre los que se encontraban Héctor Daer (sanidad), Gerardo Martínez (Uocra), Víctor Santa María (encargados de edificios), Julio Piumato (judiciales), Sergio Palazzo (bancarios), entre otros. También había algunos invitados sindicales especiales.
El camionero Argüello fue el primero en arrimarse al atril que llevaba el texto "en defensa del trabajo y la dignidad". Es el mayor de los tres, el que tiene más experiencia.
No se anduvo con vueltas: "Venimos a decirle rotundamente no a ninguna reforma laboral entreguista", afirmó y provocó los primeros aplausos. Aseguró luego que la central obrera va a oponerse en todos los ámbitos al intento por avanzar sobre los derechos laborales. Se refería a la justicia, en el Congreso, pero también en la calle. Fue ahí la primera vez que se escuchó brotar desde los parlantes la palabra paro: "Ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se defienden. Si no nos escuchan, vamos a un paro nacional".
Luego le apunto a la falacia oficialista sobre la mágica generación de empleo que produce quitar derechos laborales. "No nos dejemos engañar más", señaló, y convocó a organizarse para defender el trabajo y las familias porque lo que busca este proyecto no es para beneficar a las pymes sino para beneficiar directamente a los sectores del poder económico concentrado. A los ricos.
El segundo en hablar fue el titular del gremio del vidrio cuya sede fue atacada en la madrugada del lunes. Cristian Jerónimo habló sin tener noticia alguna sobre el avance de la investigación policial del hecho.
"Estamos completamente en desacuerdo con esa reforma regresiva que quieren instalar para quitarle derechos a los trabajadores", lanzó desde el escenario y se escucharon vítores. El dirigente no solo hizo referencia al sol inclemente ni a las fuerzas de seguridad al sostener nada iba a detener la movilización y el repudio a la ley laboral: "Estamos demostrando que no nos para ni el calor, ni la Gendarmería, ni la Prefectura".
Jerónimo recordó que hay en el país 20 mil empresas pymes menos, que debieron cerrar y que además eso se traduce en otros miles de desempleados. "¿Dónde está la lluvia de dólares que nos prometieron? La gente la está pasando mal, se lo decimos al Presidente. Este modelo económico ya fracasó", gritó como para que Milei lo escuchara.
Jerónimo habló de la transferencia de recursos de los sectores postergados hacia los más concentrados que implica el modelo que aplica el gobierno libertario. A eso le sumó la entrega de recursos naturales y, por último, el impacto social del ajuste del que se jacta Milei: "No tienen corazón cuando atacan a los discapacitados, a nuestros jubilados, cuando desfinancian nuestras universidades públicas y la salud pública", aseguró.
El último en acercarse al micrófono fue el titular del gremio del seguro, Jorge Sola. Fue directo al grano. Recordó que este tipo de proyecto laboral no es nuevo. Tiene medio siglo cuando la última dictadura lo quiso aplicar o en los 90 neoliberales menemistas. Incluso la experiencia trunca de la Alianza, el macrismo y ahora Milei.
"Quieren crear un fondo de despidos laborales para que despedir sea gratis", dijo y advirtió que ese dichoso fondo se nutriría de "la plata de los aportes de los jubilados".
Sola cuestionó una de las palabras eje del discurso libertario: Libertad. Afirmó que abusan de esa palabra e indicó que "no hay libertad sino no hay justicia social, le pese a quien le pese". El triunviro entonces buscó contraponer a ese abuso que dijo con la necesidad de reivindicar y reconstruir lo que los libertarios dicen odiar: la justicia social.
"No nos olvidemos que tenemos que construir social y políticamente para enfrentar a este gobierno. Tenemos que sentir, tenemos que escuchar, tenemos que ser humildes. Tenemos que volver a emocionar con la bandera de la justicia social, volvamos a emocionar", convocó y agregó que "cada batalla que damos es una conquista, por eso en todo el país tenemos que salir a batallar, porque la justicia social existe y nos hizo mejores".
Sobre el final de su discurso, Sola advirtió que el gobierno busca romper el contrato social porque "ya no les interesa que los trabajadores formen parte del diálogo. Pero no hay libertad si no hay Justicia Social. Sigan sin escucharnos y se encontrarán con la profundización de este plan de lucha. Terminaremos con un paro nacional".
Poco después finalizó el discurso. La marcha peronista surgió de las columnas de parlantes. Rostros sudoros la entonaron a voz en cuello. Poco a poco las columnas se retiraron.
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