26 de julio de 2024

Locales 07/10/2023

"Desde los pobres a todos"

Nota de opinión

"Desde los pobres a todos", título del libro de Monseñor Miguel Esteban Hesayne, publicado en el año 2007 por editora Patria Grande. Jesús, dice el autor "anuncia el reinado de Dios desde los pobres, los débiles y excluidos". Los católicos, ¿hacemos lo suficiente para vivir en comunión con esta enseñanza? ¿Qué tenemos que hacer?,  se pregunta el autor, y responde: "el discípulo de Jesús desde su propia existencia busca el bien de todos con aspiración de que todo hombre y mujer que vienen a este mundo tengan todo lo necesario para su plena existencia humana. Esto es ser católico. Es decir buscar, instante a instante, el bien de todos los hombres y de todo hombre, al alcance de las propias posibilidades de suerte que no haya un hombre o mujer necesitados de felicidad de la vida humana"- La introducción precedente fue elegida para reflexionar sobre un tema que en la Argentina, en el mundo y en nuestra región (y que no es sólo competencia de los cristianos) no recibe el tratamiento urgente y desesperante que merece y que tiene que estar en la agenda cotidiana de quienes tienen la responsabilidad de gobernar: LA POBREZA. 

En Argentina mueren 8 chicos por día por desnutrición. Según datos del Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, casi el 40% de los adolescentes entre 13 y 17 años, pertenece a hogares de extracto socioeconómico muy bajo, un 45% vive hacinado, un 48% no tiene cobertura de salud y un 12% no asiste a la escuela. (Nota publicada en el diario Crítica Digital). El 35% de los adolescentes y jóvenes de entre 15 y 20 años que vive en el Conurbano bonaerense y no estudia ni trabaja cree que dentro de cinco años va a estar "muerto o excluido". "Esa visión negativa del futuro no es abstracta, sino que la tienen basándose en hechos concretos ocurridos a su alrededor, como la muerte de un familiar, amigo o conocido del barrio en un hecho delictivo o por el consumo de paco"- (diario El Día de LA PLATA).

Pobreza y delincuencia

Hay dos corrientes doctrinarias. La que dice que la pobreza nada tiene que ver con delincuencia, y quienes piensan que sí. Particularmente, me inclino por la segunda. No pobreza como sinónimo de delincuencia, en Argentina hay 15 millones de pobres y desde luego que la gran mayoría son personas de bien. Un joven o adolescente que vive en la pobreza, exclusión y marginalidad, en muchos casos, se asocia con el delito como medio para lograr objetivos que solo lo podrá alcanzar por esta vía. Muchos crecen en un ámbito relacionado con la delincuencia, la droga, y es muy difícil pretender que su juventud y adolescencia no transite por los caminos del delito. César Lombroso, médico italiano, considerado el padre de la criminología, allá por el año 1870 estudiaba el cráneo de un delincuente, y por una deformación en él, llega a la conclusión de que ésta era la causa de delincuencia. Es decir, se nacía delincuente. Otros estudiosos (Ferri, José Ingenieros) no compartieron esta teoría y basaban sus estudios en otras causas, por ejemplo, el ámbito donde se desarrollaba el delincuente, pusieron su atención en las influencias sociales y económicas del criminal. No tengo dudas sobre el tema. La pobreza, miseria, indigencia, es una de las principales causa de la delincuencia y violencia que se vive hoy. El porcentaje más alto de personas detenidas nacieron y vivieron en la extrema pobreza. Las cárceles están llenas de pobres. 

La pobreza intelectual, económica y social. Muchos creen que se debe al alto consumo de drogas, pero, los ricos también se drogan y sin embargo no aparecen como sospechosos de los delitos que más conocemos. A los probables autores del hecho siempre se los busca en zonas de barrios humildes y villas.  Otros dicen que se soluciona con más educación: ¿Cómo educamos a chicos que no tienen donde vivir y nada para comer? 

Los gobernantes deberían dejar de anunciar que se modificará el Código Penal elevando las penas y bajando la edad de imputabilidad, de anunciar que pondrán más efectivos policiales en las calles, y mayor cantidad de patrulleros, estas medidas ya fueron implementadas y no arrojaron resultados positivos. Yo pienso que este momento de inseguridad, violencia y salvaje agresividad, se tiene que combatir desde la pobreza. Desde la valorización, dignidad y respeto por el ser humano. Bajando los índices de pobreza, bajarán indefectiblemente muchos males que flagelan a la sociedad. El problema es económico. Una persona privada de su libertad en una cárcel bonaerense, le cuesta mensualmente al Estado más de 4.000 pesos. Si ésta persona antes de comenzar su vida delictiva se hubiera encontrado con un trabajo y un sueldo de 4.000 pesos por mes (o menos también), ¿usted cree que hoy se encontraría en una cárcel? Yo creo que no. Estaría trabajando, pudiendo comprar la comida para sus hijos, ocupándose de que vayan a la escuela y procurando una buena vida para él y su familia. El hombre/mujer quiere trabajo, quiere ganar su sustento, tiene que atender sus necesidades con el producido de su trabajo. Es indignante, vejatorio, tenerlo atado a la dádiva y al asistencialismo.  

En fin, es un tema muy extenso, delicado y difícil de analizar y expresar todo en pocas líneas. Pero hay dos cuestiones que me interesa que queden bien expresadas: 1. Combatir fuertemente la pobreza y 2. no creamos que todo lo malo está en los grandes centros urbanos.  Los informes estadísticos son escalofriantes, alarmantes, aterradores y penosos. Estos datos, ¿deben preocupar solamente a los intendentes del gran Buenos Aires? Absolutamente no, también a los del interior de la provincia. ¿Qué pasa en Saladillo y la región? ¿Se realizan encuestas para determinar la situación de pobreza y exclusión que viven nuestros jóvenes y adolescentes? ¿Cuántos abandonan o concluyen sus estudios y se proyectan al mercado laboral? ¿Cuántos desocupados hay? ¿Cómo ven su futuro? ¿Qué sucede con la pobreza en nuestros pueblos? No solo la pobreza económica, sino también la pobreza de servicios básicos ausentes, condiciones de vida inhumanas, la pobreza de esperar durante años que mejoren su calidad de vida. LA POBREZA NO ADMITE POSTERGACIONES dice el comunicado de los Obispos con motivo de Navidad. Es así, tiene que ser el principal objetivo de los que gobiernan. 

Por ello, voy a presentar en el Concejo Deliberante de Saladillo, una propuesta para que se declare al año 2009, como "Año de la Lucha contra la Pobreza" y que se organice en nuestra ciudad un "Encuentro Regional" para analizar esta problemática. En él, cada municipio podría exponer sobre la situación de su partido,  para arribar luego a las conclusiones y sentar las bases de medidas concretas  para erradicar este flagelo.

Finalmente, quiero pedirle a Dios que en el 2009, haya mucho trabajo, que no haya desocupados, indigentes. Que les vaya muy bien a los productores agropecuarios, industriales, empresarios, comerciantes, cuentapropistas, profesiones liberales, para que eso redunde en la generación de mayores y mejores puestos de trabajo. Esto también genera mayores ingresos para el estado, y que éstos lo administren con sabiduría para atender obligaciones en materia de salarios, educación, salud y justicia, en fin, que todas las miradas estén direccionadas a atender las necesidades de los que más sufren, de los que menos tienen, de los que no tienen nada. Hay obras materiales que pueden esperar, el hambre, la desnutrición infantil, las malas condiciones de vida, LA POBREZA no resisten más postergaciones.

Mi deseo para éste fin de año, es que todas las acciones de gobierno, más las propuestas que escucharemos hasta el mes de octubre que se llevarán a cabo las elecciones, tengan como objetivo principal la lucha contra la pobreza, que todos piensen en lo mismo: DESDE LOS POBRES A TODOS.

Guillermo Raúl Ni Coló.

Nota publicada en el Diario La Mañana el 8 de julio de 2010.

Presenté los proyectos anunciados y pasaron directamente al archivo. Comparamos las estadistas aquellas con las actuales y el resultado nos da claramente lo desagradables y penosos que han sido las gestiones de gobiernos inútiles e ineptos.

Guillermo Raúl Ni Coló


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