Nacionales 16/05/2025
"Temo por mi vida y la de mi hijo"
Una joven argentina de 27 años denunció que estuvo secuestrada dos años por su marido en México y logró escapar. Según relató en su cuenta de Instagram, Priscila Sand, fue secuestrada por su marido, Salvador Zubirán Rabay, quien la tenía encerrada en una vivienda equipada con cámaras de vigilancia, sensores de movimiento y micrófonos.
En su relato de video, también dijo que estuvo controlada por nueve custodios armados que respondían directamente a su esposo.
La joven publicó el mismo video en su cuenta de Tik Tok donde no tenía actividad desde el momento en que fue privada de su libertad por Zubirán. "Vivo aterrorizada. Temo por mi vida y la de mi hijo", expresó en su dramático relato, al mismo tiempo que afirmó temer también por la seguridad de sus familiares en Buenos Aires, por lo que pidió que se "viralice" su caso para que las autoridades intervengan.
La argentina lamentablemente tiene otro problema que reduce sus posibilidades de salir de México: su marido la denunció por "sustracción de menores", lo que derivó en una Alerta Ámber -Alerta Sofía en nuestro país- sobre su hijo, lo que derivaría en su detención si logra llegar a Argentina con el pequeño.
El calvario de Priscila
En el mes de julio de 2023, Priscila conoció a Salvador en un restaurante de Ciudad de México. Al principio, el hombre se mostró "amable y generoso", contó la joven. Quizás lo sospechoso fue que al tercer día de conocerse, él le propuso que vivieran juntos. Al cuarto día ya la situación se transformó en un verdadero calvario para la joven oriunda de Campana.
"Le dije a su mamá que quería volver a mi país y él se enteró. Me sacó el celular, me arrastró del pelo y me golpeó contra una pared", relató Priscila.
La violencia solo acaba de comenzar, ya que cuando nació el hijo de ambos, Zubirán controlaba todos sus movimientos, le prohibía comunicarse con su familia, revisaba su teléfono cada vez que regresaba del trabajo y no le permitía llevar al bebé al médico sin su presencia.
"No podía salir a trabajar. Estaba siempre en la casa. Siempre había un escolta. Si quería salir a caminar, tenía que pedir permiso, y si él me dejaba, iba con alguien atrás. Si quería cortarme el pelo, venía alguien a casa. Si quería hacerme las uñas, también. Y los fines de semana salíamos al shopping, pero siempre con él. Si quería ir al baño, dos personas de seguridad me acompañaban y me esperaban afuera", recordó.
"Estaba atrapada. La casa estaba llena de cámaras, sensores, micrófonos. No podía moverme sin que él se enterara", explicó.
Priscila hablaba con su familia por teléfono escondida de su captor en el baño y fue gracias a su hermana gemela que en abril de este año logró dar el primer paso hacia la libertad. Lo que la hizo "despertar" de la pesadilla y escapar a como dé lugar fue que su marido y captor comenzó a construir un cuarto de pánico para poder mantenerla allí para siempre.
La joven estudió cuidadosamente el movimiento de los custodios que la acechaban para aprovechar una brecha de distracción y poder escapar con su hijo y solo una mochila con pocas cosas en un remis hasta el lugar que su hermana había logrado encontrar por un contacto en México.
La denuncia de Priscila
En su denuncia, Priscila aseguró que Zubirán Rabay no sólo la sometía a violencia física y psicológica, sino que también la drogaba. "Me obligaba a tomar medicamentos controlados. Me decía que los conseguía en el hospital que lleva el mismo nombre de su abuelo", explicó.
En efecto, el abuelo del hombre fue Salvador Zubirán Anchondo, un reconocido médico de México, fundador del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición de ese país, de donde el sospechoso accedía a las drogas.
Asimismo, Priscila asegura tener pruebas de todos los abusos sufridos: desde violencia física hasta agresiones sexuales. Entregó ese material junto a la denuncia en la fiscalía, pero la causa no avanzó como esperaba: en un principio, la carátula fue por secuestro, pero luego pasó a la Fiscalía de Violencia de Género, donde la investigación permanece estancada.
Las razones son que Zubirán Rabay es un hombre muy poderoso, con muchas conexiones en la política y la justicia mexicanas, que presume de manejar grandes sumas de dinero en efectivo con su empresa, portar armas sin permisos.
"Tiene escoltas que lo acompañan a todos lados. Dice que compró jueces, policías, ministerios públicos. Y yo lo vi manipular denuncias, inventar pruebas, usar contactos para perseguir a otras mujeres", denunció, y agregó que ya pidió asilo en la Embajada argentina.
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