26 de julio de 2024

Locales 25/08/2023

Faroleros de luz

Por Lis Solé

"Cuando enciende un farol es como si hiciera nacer una estrella o una flor...". Imposible hablar de faroles y faroleros sin recordar "El Principito"[i] esa obra infantil para adultos con sus mensajes siempre vigentes. ¡Cómo describir la maravilla de la luz chiquita de un farol en el medio del campo como el gran alivio cuando llega después de un apagón!

En los pueblos y hasta entrado el siglo XX, la luces de las calles eran prendidas una por una por un "farolero" que cumplía diaria y responsablemente su labor y tal como en "El Principito", con una consigna única y sin modificaciones repetida aún sobre el cansancio y la monotonía: la tarea de prender y apagar los faroles[ii] [iii]para iluminar las calles de tierra o empedradas de los pueblos.

La tarea principal era cargar los faroles con kerosene y limpiarlos pero también se ocupaban de la seguridad recorriendo las calles con un palo a modo de lanza para ataque o defensa, la escalera, un silbato, un farol chico a modo de linterna, una alcuza y unos cuantos trapos para mantener limpio el farol y evitar su incendio. 

 A determinada hora, convenida generalmente con la Municipalidad, ellos encendían los faroles callejeros de las esquinas con la ayuda de la escalera o con una caña que tenía en la punta una esponjita embebida con aguardiente o alcohol;  y cerca de la medianoche,  volvían a hacer el recorrido para apagarlos.

 

LOS PRIMEROS FAROLEROS: CAYETANO DITADA

El alumbrado público no siempre estuvo a cargo de las Municipalidades  y era mantenido por el vecindario pero, ante la necesidad de asegurar el tránsito por las calles, el servicio comienza a ser público y la Intendencia se encarga de cobros y gastos tal como consta en los libros de las arcas municipales y también en los gastos de Cajas donde se observa en el cuarto trimestre de 1874, una suma de 200 pesos destinados al "alumbrado público".

Esa cantidad era recaudada con los aportes de los vecinos, hecho que figura en la Testamentaria del alvearense Santiago Gaudino de 1880 con recibos emitidos por la Municipalidad  en razón del "pago de 20$ m/c mensuales" por el alumbrado de ese año.

El primer farolero con nombre y apellido hasta ahora conocido es Cayetano Ditada[iv]. Aparece en las actas de Cuentas Municipales de 1882[v], cuando el entonces presidente de la Comisión Municipal don Lorenzo Piñero R. Piñero ordena pagar al farolero Ditada "por alumbrar el pueblo y arreglar el salón"[vi].

Alba López recuerda a don Cayetano como un hombre de sonrisa bondadosa que con abnegación cumplía su tarea en días fríos o calurosos, con buen o mal tiempo sin faltar jamás a su trabajo, vecino esperado con ansiedad por los chicos ya que el farolero con su pequeño farol y escalera aseguraba el poder seguir jugando en la calle[vii].

El referido farolero Cayetano Ditada era italiano y nacido en 1857, hijo de Vicente Ditada y de doña Modesta Disalvo, los dos italianos. En el año 1879[viii] se casa en Alvear con Clementina Herrera, una joven "natural del país" de 18 años e hija de Anastasia Herrera. Sus testigos de casamiento son el francés Eugenio Estrebou de 22 años y Dionisia Herrera de 42, domiciliados en el Cuartel 1 de General Alvear.

En el año 1895, Ditada es censado en General Alvear[ix], y declara tener 38 años, estar casado, ser FAROLERO  y vivir con una niña argentina de 11 años llamada Vicenta Ditada[x], su hija, que fallece soltera. Un dato de color es que su vecino era Francisco Durante, otro inmigrante italiano de 30 años y de profesión zapatero miembro de una familia reconocida en General Alvear.

Cayetano ya tenía por lo menos otra hija con Clementina llamada Alejandrina Modesta, nacida en 1880 y ahijada de Eugenio Estrebou y Pascuala Coma (sic), bautizada en la Iglesia "San José" por el Cura Vicario Buenaventura Bonajino (sic).

Hasta 1899, Cayetano Ditada seguía siendo farolero cuando firma un contrato de trabajo con el Intendente Lorenzo Robustiano Piñero firmado el 24 de febrero de ese año. Ditada  fallece en General Alvear, el 11 de agosto de 1913, a los 62 años.

PRENDER FAROLES A KEROSENE: CATALDI PALADINI

Si bien en Buenos Aires, en 1884, se iluminaron "como de día" la Estación Constitución y la demolición de la Recova en Plaza de Mayo con el nuevo monopolio del gas, en General Alvear continúan las lámparas a kerosene o alcohol tal como lo refiere un documento de 1904.

El contrato mencionado nos dice que los faroles seguían funcionando a kerosene y eran encendidos  uno por uno por el farolero que iba cargando la escalera y sus cosas por las calles de tierra del pequeño pueblo.

Revisando los convenios de la Municipalidad, se nombra a otro farolero, don Cataldi Paladini, en ocasión de ser contratado por el Intendente José María Villaverde[xi], probablemente reemplazando a Ditada.

Ese acuerdo fue firmado el 21 de diciembre de 1904; en él, Paladini se comprometía "a tener los faroles encendidos todas las noches que no hay luna clara, desde el anochecer hasta las 12 de la noche y mantenerlos en perfecto estado de limpieza, componerlos y pintarlos" una vez al año con pintura que sería provista por la Municipalidad.

En estas relaciones se especificaba que el kerosene, las mechas, tubos y vidrios que se rompieran estarían provistos por el farolero -"salvo por fuerza mayor" -, encargándose él mismo del cobro del alumbrado cada vez que la Intendencia se lo ordenara sin recibir ninguna remuneración extra.

Por este trabajo, la Intendencia le abonaba la suma de 1,90$ por cada farol de kerosene al mes y por las lámparas "que sean con alcohol, dos pesos con diez centavos", en un acuerdo firmado al pie por Juan de Dios Pardo en nombre de Paladini[xii] que no sabía leer ni escribir.

Según cuenta los descendientes de Cayetano Ditada[xiii], en el año 1891 la Municipalidad a través de su intendente Enrique Goyena y en retribución por los servicios prestados como farolero, le cede en Donación un solar de 43,30 X 43,30 metros, haciendo efectiva la titularidad del terreno prometido según Acta del 22 de octubre de 1885. El solar se encontraba en Alsina y Pellegrini donde hoy es el conocido kiosko de Alberto Molino[xiv].

Lo mismo sucede seis años después con Cataldo Paladino que recibe en donación de la Municipalidad un solar de iguales dimensiones el 30 de noviembre de 1897 durante la gestión del intendente  Pedro Cousté. Este solar se encuentra entre las calles Hipólito Irigoyen  y Vicente López[xv], lotes que actualmente corresponden a Osmar Cosso.

 

ESTRELLAS EN LA NOCHE

El farolero, imagen característica del siglo XIX, llamaba la atención caminando las calles de tierra llevando la escalera al hombro; era el popular sereno/ farolero presente en la época colonial, personaje infaltable en las fiestas escolares del 25 de Mayo, presente todos los años con su cantar: "¡Las doce han dado y sereno!" con un palo al hombro del que cuelgan un montón de velas.

El pueblo crecía, la cantidad de faroles aumentaba y también la labor del sereno que se hizo insustituible porque los cristales se ahumaban y necesitaban cuidado diario.

El tiempo y los avances tecnológicos fueron borrando la profesión. El farol de kerosene o alcohol fue reemplazado por las llamadas lámparas de arco voltaico que producían la luz por contacto de dos carbones. Estos faroles se bajaban y subían con roldanas hasta que, el 9 de julio de 1913, el Intendente Agesilao Milano habilitó el alumbrado eléctrico con focos en las esquinas sostenidos por columnas aunque en muy pocas calles del pueblo.

Imposible no tener esa mirada romántica del pasado. ¿Quién no imagina a los faroleros con una carretilla, llevando la escalera y sus herramientas, encendiendo los faroles de la calle San Martín y alrededor de la Municipalidad, puntual y servicial con los vecinos que confiaban en su trabajo?

El Principito repite: "-Cuando enciende un farol es como si hiciera nacer una estrella o una flor..." y agrega que de todos los personajes de su viaje, el farolero fue el único que no le pareció ridículo porque se ocupaba de una cosa ajena a sí mismo. En todas las profesiones y épocas hay quienes hacen su trabajo a conciencia, de forma puntual y prudente pero, lo que distingue a una persona, es el verdadero espíritu de servicio que hace brillar el trabajo bien hecho sin necesidad de faroles.



[i] Saint Exupery, Antoine de. El Principito. Alianza Emecé. 1953.

[ii] Imagen: Foto de farol antiguo de General Alvear adaptado a la luz eléctrica que se encuentra en la Plaza del Barrio Obrero.

[iii] Imagen de internet: Farolero encendiendo un farol.

[iv] Imagen: En la foto Cayetano Ditada junto a su esposa Clementina Herrera.

[v] Cuentas Municipales 1882.

[vi] Las luces del salón también eran prendidas por el farolero ya que aún no existía la luz eléctrica.

[vii] Revista del Centenario de General Alvear. 1969. Testimonio de Alba López. Página 88.

[viii] Libro de Casamientos de la Parroquia "San José" de General Alvear.

[ix] Censo 1895. FamilySearch.

[x] Datos genealógicos recuperados de FamilySearch Genealogías.

[xi] 1903. Recibos varios de la Municipalidad de General Alvear.

[xii] En el contrato figura el nombre de Cataldi Paladini pero su nombre correcto y que figura en los demás documentos citados es "Cataldo Paladino".

[xiii] Testimonio de Mary Laborde de Molino.

[xiv] La donación del terreno a Cayetano Ditada consta en el Fichero de Inscripción de Dominio de Compradores del Partido de General Alvear. Dirección General de Rentas de la Provincia de Buenos Aires. Gentileza Martín Alba.

Lo mismo sucede con la donación a Cataldo Paladino.

[xv] Planchetas de ARBA. Catastro de General Alvear. 

 [1] Saint Exupery, Antoine de. El Principito. Alianza Emecé. 1953.

[1] Imagen: Foto de farol antiguo de General Alvear adaptado a la luz eléctrica que se encuentra en la Plaza del Barrio Obrero.

[1] Imagen de internet: Farolero encendiendo un farol.

[1] Imagen: En la foto Cayetano Ditada junto a su esposa Clementina Herrera.

[1] Cuentas Municipales 1882.

[1] Las luces del salón también eran prendidas por el farolero ya que aún no existía la luz eléctrica.

[1] Revista del Centenario de General Alvear. 1969. Testimonio de Alba López. Página 88.

[1] Libro de Casamientos de la Parroquia "San José" de General Alvear.

[1] Censo 1895. FamilySearch.

[1] Datos genealógicos recuperados de FamilySearch Genealogías.

[1] 1903. Recibos varios de la Municipalidad de General Alvear.

[1] En el contrato figura el nombre de Cataldi Paladini pero su nombre correcto y que figura en los demás documentos citados es "Cataldo Paladino".

[1] Testimonio de Mary Laborde de Molino.

[1] La donación del terreno a Cayetano Ditada consta en el Fichero de Inscripción de Dominio de Compradores del Partido de General Alvear. Dirección General de Rentas de la Provincia de Buenos Aires. Gentileza Martín Alba.

Lo mismo sucede con la donación a Cataldo Paladino.

[1] Planchetas de ARBA. Catastro de General Alvear. 

Copyright © 2015 | La Síntesis - El primer diario digital de Saladillo