Locales 25/08/2023
Por Lis Solé
"Cuando enciende un farol es como si
hiciera nacer una estrella o una flor...". Imposible hablar de faroles
y faroleros sin recordar "El Principito"[i] esa obra infantil para
adultos con sus mensajes siempre vigentes. ¡Cómo describir la maravilla de la
luz chiquita de un farol en el medio del campo como el gran alivio cuando llega
después de un apagón!
En
los pueblos y hasta entrado el siglo XX, la luces de las calles eran prendidas una
por una por un "farolero" que cumplía diaria y responsablemente su labor y tal
como en "El Principito", con una consigna única y sin modificaciones repetida aún
sobre el cansancio y la monotonía: la tarea de prender y apagar los faroles[ii] [iii]para iluminar las calles
de tierra o empedradas de los pueblos.
La
tarea principal era cargar los faroles con kerosene y limpiarlos pero también
se ocupaban de la seguridad recorriendo las calles con un palo a modo de lanza
para ataque o defensa, la escalera, un silbato, un farol chico a modo de
linterna, una alcuza y unos cuantos trapos para mantener limpio el farol y
evitar su incendio.
A determinada hora, convenida generalmente con
la Municipalidad, ellos encendían los faroles callejeros de las esquinas con la
ayuda de la escalera o con una caña que tenía en la punta una esponjita
embebida con aguardiente o alcohol; y
cerca de la medianoche, volvían a hacer
el recorrido para apagarlos.
LOS
PRIMEROS FAROLEROS: CAYETANO DITADA
El
alumbrado público no siempre estuvo a cargo de las Municipalidades y era mantenido por el vecindario pero, ante
la necesidad de asegurar el tránsito por las calles, el servicio comienza a ser
público y la Intendencia se encarga de cobros y gastos tal como consta en los
libros de las arcas municipales y también en los gastos de Cajas donde se observa
en el cuarto trimestre de 1874, una suma de 200 pesos destinados al "alumbrado
público".
Esa
cantidad era recaudada con los aportes de los vecinos, hecho que figura en la
Testamentaria del alvearense Santiago Gaudino de 1880 con recibos emitidos por
la Municipalidad en razón del "pago de
20$ m/c mensuales" por el alumbrado de ese año.
El
primer farolero con nombre y apellido hasta ahora conocido es Cayetano Ditada[iv]. Aparece en las actas de Cuentas
Municipales de 1882[v],
cuando el entonces presidente de la Comisión Municipal don Lorenzo Piñero R.
Piñero ordena pagar al farolero Ditada "por
alumbrar el pueblo y arreglar el salón"[vi].
Alba
López recuerda a don Cayetano como un hombre de sonrisa bondadosa que con
abnegación cumplía su tarea en días fríos o calurosos, con buen o mal tiempo sin
faltar jamás a su trabajo, vecino esperado con ansiedad por los chicos ya que
el farolero con su pequeño farol y escalera aseguraba el poder seguir jugando
en la calle[vii].
El
referido farolero Cayetano Ditada era italiano y nacido en 1857, hijo de
Vicente Ditada y de doña Modesta Disalvo, los dos italianos. En el año 1879[viii] se casa en Alvear con
Clementina Herrera, una joven "natural del país" de 18 años e hija de Anastasia
Herrera. Sus testigos de casamiento son el francés Eugenio Estrebou de 22 años
y Dionisia Herrera de 42, domiciliados en el Cuartel 1 de General Alvear.
En el
año 1895, Ditada es censado en General Alvear[ix], y declara tener 38 años,
estar casado, ser FAROLERO y vivir con
una niña argentina de 11 años llamada Vicenta Ditada[x], su hija, que fallece
soltera. Un dato de color es que su vecino era Francisco Durante, otro
inmigrante italiano de 30 años y de profesión zapatero miembro de una familia
reconocida en General Alvear.
Cayetano
ya tenía por lo menos otra hija con Clementina llamada Alejandrina Modesta,
nacida en 1880 y ahijada de Eugenio Estrebou y Pascuala Coma (sic), bautizada
en la Iglesia "San José" por el Cura Vicario Buenaventura Bonajino (sic).
Hasta
1899, Cayetano Ditada seguía siendo farolero cuando firma un contrato de
trabajo con el Intendente Lorenzo Robustiano Piñero firmado el 24 de febrero de
ese año. Ditada fallece en General
Alvear, el 11 de agosto de 1913, a los 62 años.
PRENDER
FAROLES A KEROSENE: CATALDI PALADINI
Si
bien en Buenos Aires, en 1884, se iluminaron "como de día" la Estación Constitución
y la demolición de la Recova en Plaza de Mayo con el nuevo monopolio del gas,
en General Alvear continúan las lámparas a kerosene o alcohol tal como lo
refiere un documento de 1904.
El
contrato mencionado nos dice que los faroles seguían funcionando a kerosene y eran
encendidos uno por uno por el farolero que
iba cargando la escalera y sus cosas por las calles de tierra del pequeño
pueblo.
Revisando
los convenios de la Municipalidad, se nombra a otro farolero, don Cataldi Paladini,
en ocasión de ser contratado por el Intendente José María Villaverde[xi], probablemente reemplazando
a Ditada.
Ese
acuerdo fue firmado el 21 de diciembre de 1904; en él, Paladini se comprometía "a tener los faroles encendidos todas las
noches que no hay luna clara, desde el anochecer hasta las 12 de la noche y
mantenerlos en perfecto estado de limpieza, componerlos y pintarlos" una
vez al año con pintura que sería provista por la Municipalidad.
En
estas relaciones se especificaba que el kerosene, las mechas, tubos y vidrios
que se rompieran estarían provistos por el farolero -"salvo por fuerza mayor" -, encargándose él mismo del cobro del
alumbrado cada vez que la Intendencia se lo ordenara sin recibir ninguna
remuneración extra.
Por
este trabajo, la Intendencia le abonaba la suma de 1,90$ por cada farol de
kerosene al mes y por las lámparas "que
sean con alcohol, dos pesos con diez
centavos", en un acuerdo firmado
al pie por Juan de Dios Pardo en nombre de Paladini[xii] que no sabía leer ni escribir.
Según
cuenta los descendientes de Cayetano Ditada[xiii], en el año 1891 la
Municipalidad a través de su intendente Enrique Goyena y en retribución por los
servicios prestados como farolero, le cede en Donación un solar de 43,30 X
43,30 metros, haciendo efectiva la titularidad del terreno prometido según Acta
del 22 de octubre de 1885. El solar se encontraba en Alsina y Pellegrini donde
hoy es el conocido kiosko de Alberto Molino[xiv].
Lo
mismo sucede seis años después con Cataldo Paladino que recibe en donación de
la Municipalidad un solar de iguales dimensiones el 30 de noviembre de 1897
durante la gestión del intendente Pedro
Cousté. Este solar se encuentra entre las calles Hipólito Irigoyen y Vicente López[xv], lotes que actualmente
corresponden a Osmar Cosso.
ESTRELLAS
EN LA NOCHE
El
farolero, imagen característica del siglo XIX, llamaba la atención caminando
las calles de tierra llevando la escalera al hombro; era el popular sereno/
farolero presente en la época colonial, personaje infaltable en las fiestas escolares
del 25 de Mayo, presente todos los años con su cantar: "¡Las doce han dado y sereno!" con un palo al hombro del que
cuelgan un montón de velas.
El
pueblo crecía, la cantidad de faroles aumentaba y también la labor del sereno
que se hizo insustituible porque los cristales se ahumaban y necesitaban
cuidado diario.
El
tiempo y los avances tecnológicos fueron borrando la profesión. El farol de
kerosene o alcohol fue reemplazado por las llamadas lámparas de arco voltaico
que producían la luz por contacto de dos carbones. Estos faroles se bajaban y
subían con roldanas hasta que, el 9 de julio de 1913, el Intendente Agesilao
Milano habilitó el alumbrado eléctrico con focos en las esquinas sostenidos por
columnas aunque en muy pocas calles del pueblo.
Imposible
no tener esa mirada romántica del pasado. ¿Quién no imagina a los faroleros con
una carretilla, llevando la escalera y sus herramientas, encendiendo los
faroles de la calle San Martín y alrededor de la Municipalidad, puntual y servicial
con los vecinos que confiaban en su trabajo?
El
Principito repite: "-Cuando enciende un
farol es como si hiciera nacer una estrella o una flor..." y agrega que de
todos los personajes de su viaje, el farolero fue el único que no le pareció
ridículo porque se ocupaba de una cosa ajena a sí mismo. En todas las
profesiones y épocas hay quienes hacen su trabajo a conciencia, de forma
puntual y prudente pero, lo que distingue a una persona, es el verdadero
espíritu de servicio que hace brillar el trabajo bien hecho sin necesidad de
faroles.
[i]
Saint Exupery, Antoine de. El Principito. Alianza Emecé. 1953.
[ii]
Imagen: Foto de farol antiguo de General Alvear adaptado a la luz eléctrica que
se encuentra en la Plaza del Barrio Obrero.
[iii]
Imagen de internet: Farolero encendiendo un farol.
[iv] Imagen:
En la foto Cayetano Ditada junto a su esposa Clementina Herrera.
[v]
Cuentas Municipales 1882.
[vi]
Las luces del salón también eran prendidas por el farolero ya que aún no
existía la luz eléctrica.
[vii]
Revista del Centenario de General Alvear. 1969. Testimonio de Alba López.
Página 88.
[viii]
Libro de Casamientos de la Parroquia "San José" de General Alvear.
[ix]
Censo 1895. FamilySearch.
[x]
Datos genealógicos recuperados de FamilySearch Genealogías.
[xi]
1903. Recibos varios de la Municipalidad de General Alvear.
[xii]
En el contrato figura el nombre de Cataldi Paladini pero su nombre correcto y
que figura en los demás documentos citados es "Cataldo Paladino".
[xiii]
Testimonio de Mary Laborde de Molino.
[xiv]
La donación del terreno a Cayetano Ditada consta en el Fichero de Inscripción
de Dominio de Compradores del Partido de General Alvear. Dirección General de
Rentas de la Provincia de Buenos Aires. Gentileza Martín Alba.
Lo mismo sucede con la donación a Cataldo Paladino.
[xv]
Planchetas de ARBA. Catastro de General Alvear.
[1] Saint Exupery, Antoine de. El Principito. Alianza Emecé. 1953.
[1]
Imagen: Foto de farol antiguo de General Alvear adaptado a la luz eléctrica que
se encuentra en la Plaza del Barrio Obrero.
[1] Imagen
de internet: Farolero encendiendo un farol.
[1] Imagen:
En la foto Cayetano Ditada junto a su esposa Clementina Herrera.
[1]
Cuentas Municipales 1882.
[1] Las
luces del salón también eran prendidas por el farolero ya que aún no existía la
luz eléctrica.
[1]
Revista del Centenario de General Alvear. 1969. Testimonio de Alba López.
Página 88.
[1] Libro
de Casamientos de la Parroquia "San José" de General Alvear.
[1] Censo
1895. FamilySearch.
[1] Datos
genealógicos recuperados de FamilySearch Genealogías.
[1] 1903.
Recibos varios de la Municipalidad de General Alvear.
[1] En el
contrato figura el nombre de Cataldi Paladini pero su nombre correcto y que
figura en los demás documentos citados es "Cataldo Paladino".
[1]
Testimonio de Mary Laborde de Molino.
[1] La
donación del terreno a Cayetano Ditada consta en el Fichero de Inscripción de
Dominio de Compradores del Partido de General Alvear. Dirección General de
Rentas de la Provincia de Buenos Aires. Gentileza Martín Alba.
Lo mismo sucede con la donación a Cataldo Paladino.
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