La cartelera porteña suma un estreno que no pasa desapercibido: Homo Argentum, una obra que mezcla humor negro, drama familiar y crítica social. El punto de partida es simple pero explosivo: un padre viudo decide rehacer su vida con una nueva pareja inesperada, lo que desata el enojo y la desconfianza de sus tres hijos. El amor, el duelo y, sobre todo, la disputa por la herencia se convierten en el verdadero campo de batalla.

Francella, en el centro de la escena

El gran atractivo de la obra es la presencia de Guillermo Francella, quien compone al padre con una mezcla exacta de ternura y cinismo. Su interpretación evita el lugar común del viudo melancólico para transformarse en un personaje contradictorio, que oscila entre la necesidad de afecto y la defensa de su derecho a recomenzar. Francella domina los silencios y las miradas tanto como los estallidos de humor, arrancando risas y, al mismo tiempo, dejando al público con un nudo en la garganta.

Un espejo social

Más allá de la anécdota familiar, Homo Argentum es también un retrato de la sociedad argentina: la herencia como símbolo de poder, los hijos atrapados entre la memoria de la madre y el miedo a perder privilegios, y un padre que, en su intento de ser feliz, revela la fragilidad de los vínculos.

Con dirección ágil, diálogos filosos y un elenco sólido, la obra consigue momentos de verdadera intensidad. Su mayor mérito está en incomodar: obliga a preguntarse qué pesa más en la vida familiar, los afectos o los intereses. Y en ese terreno, la actuación de Francella se convierte en el sostén que hace brillar la propuesta.