Nacionales 15/07/2025
Filas por un alfajor o unos conitos rellenos
Los argentinos siempre mostraron un apetito voraz por las nuevas tendencias. Galletitas Toddy, en 2012. Las cervecerías artesanales y las papas con cheddar durante el macrismo. El pan de masa madre en tiempos de COVID. Las cafeterías de especialidad y el "brunch" en la pospandemia. Las redes sociales, mientras tanto, potenciaron hasta el hartazgo cualquier nueva sensación que apareció en el país, sin importar la crisis que tocara atravesar. Pero hay algo que permanece inalterable: el vínculo especial con la comida, las experiencias gastronómicas y el paladar. Hoy, la fiebre pasa por el llamado "chocolate Dubái", un postre viral que nació en 2023 y que ahora tiene su auge nacional con el lanzamiento de alfajores, conitos con dulce de leche, helados y bombones. ¿Pero qué tiene de especial este nuevo sabor que se desparrama desde el Golfo Pérsico hasta los comercios y los emprendedores locales?Este último fin de semana hubo dos grandes lanzamientos. Por un lado, Havanna presentó su nuevo alfajor "Dubai", una golosina premium que busca replicar el éxito viral del "Alfajor Mar del Plata" en honor a la localidad de origen de la empresa. La estrategia de marketing no es casual: juega con el cruce simbólico entre el emirato árabe y la ciudad balnearia argentina. Por eso, el nuevo producto sólo se puede adquirir en combo con su par más "criollo".
Por el otro, la heladería Lucciano's lanzó sus conitos y alfajores rellenos de pistacho y dulce de leche, y bañados en chocolate belga, bajo el concepto "Expresso Lucciano's", que también apela a la idea del viaje. ¿La diferencia en el mensaje? Estos no dicen "Dubái" en ningún lado. Pero, a buen entendedor, pocas palabras: es la misma fórmula ganadora -cacao premium y pistacho verdoso- disfrazada de novedad.
Pero no son los únicos. Chocolaterías como Mamuschka y La Pinocha ya se habían adelantado semanas atrás con sus propias versiones de bombones con pistacho, mientras que Freddo lanzó su helado dentro de la línea "Boutique". En todos los casos, la premisa es la misma: ediciones limitadas, precios más altos -quizás en honor a la opulencia de Dubái- y largas filas de personas en los comercios, listas para probar el sabor del momento y, claro, compartir el veredicto en redes sociales.
De esta manera, fotos, hilos de tweets, reels de Instagram y vlogs de TikTok terminan de sellar la consagración digital de este nuevo fetiche dulce.
Del antojo al algoritmo: cómo nació el chocolate que enloqueció al mundo
Detrás del fenómeno hay una historia con nombre propio: Sarah Hamouda, emprendedora británico-egipcia radicada en Dubái, creó el postre durante su embarazo, en 2021, en busca de una mezcla "suave, cremosa y crocante" que le recordara al clásico knafeh de Medio Oriente. Así nació la barra de chocolate rellena con pistacho, tahini y masa kataifi (masa crujiente y filamentosa inspirada en el postre knafeh), que más tarde lanzaría desde su pastelería Fix Dessert Chocolatier.
La barra de chocolate dubai original
"Todo comenzó como un antojo y todo lo que sabía en mi cabeza era crear una barra de chocolate que sea esencialmente un postre. Pero que luciera y se sintiera como una tableta de chocolate", relató el cerebro de este "boom" a la CNBC. Tras la ingeniería de la creación de este "bocadillo", la venta oficial del llamado "Can't Get Knafeh of It" se concretó en las góndolas dubaitíes en 2022 con un precio astronómico de 19 dólares.
Pero todo explotó en 2023, cuando la usuaria de TikTok @mariavehera257 subió un video abriendo el chocolate con ASMR, mostrando cómo el relleno verde fluía con una textura hipnótica. El clip se viralizó en cuestión de horas, y la barra se volvió un objeto de culto: agotada en minutos, revendida por hasta cinco veces su valor original, y replicada por marcas de todo el mundo. Así, lo que empezó como un antojo terminó convirtiéndose en un símbolo pop del lujo gastronómico global.
"En vez de tener una única orden del producto una vez por semana, comenzamos a recibir entre 10 y 15 pedidos. Fue muy emocionante, pero el mismo tiempo no sabía cómo estaba ocurriendo esto", completó Hamouda. En abril de 2025, más de 1.2 millones de barras fueron vendidas únicamente en el Free Shop del Aeropuerto de Dubai, generando ganancias por 22 millones de dólares, según reportes oficiales.
"Chocolate Dubái" para todos: el nombre sin dueño y el fruto seco en crisis
"Chocolate Dubái" por un lado, "chocolate Dubái" por el otro. Decenas de marcas -locales e internacionales- lo nombran, lo reformulan, lo reinterpretan. Pero surge la pregunta inevitable: ¿no es una marca registrada? La respuesta es sencilla (y estratégica): no, no lo es.
La expresión "chocolate Dubái" no constituye una marca registrada en el sentido legal, ya que los Emiratos Árabes Unidos no forman parte del Tratado sobre el Derecho de Marcas (TLT, por sus siglas en inglés). Esa omisión, mínima en apariencia, deja la puerta abierta para que desde el emprendedor más joven hasta la multinacional más gigantesca puedan usar el nombre sin enfrentar consecuencias legales. El postre, en definitiva, es para todos y todas. Y el mercado lo sabe.
Pero detrás de esa libertad creativa, hay un impacto palpable: el furor por el chocolate Dubái y sus imitaciones y spin-offs disparó como nunca antes la demanda de pistachos, una de las nueces más caras de producir. Según la revista especializada Food & Wine y reportes de la industria, la fiebre fue tal que incluso provocó una escasez global real del fruto seco verdoso más deseado del momento.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y de World Population Review, los cinco países que lideran la producción mundial de pistachos son:
Estados Unidos: cerca del 67?% del total, con más de 400.000 toneladas anuales.
Irán: segundo, con alrededor del 17?%.
Turquía: tercero, con aproximadamente el 11?%.
China: cuarto, con 81.700 toneladas por año.
Siria: quinto, con unas 45.000 toneladas.
Juntos, estos cinco gigantes concentran casi el 99?% de la producción global. Un equilibrio frágil que, ante el mínimo desbalance -o el máximo hype viral- puede cambiar de golpe.
El chocolate Dubai de la chocolatería La Pinocha.
A esta situación se suma otro factor clave: la escasez global de chocolate, reportada en los últimos años como consecuencia del clima extremo en África Occidental, la región donde se cultiva gran parte del cacao del mundo.
Si a eso le agrega la producción delicada de la masa kataifi y la necesidad de mano de obra artesanal para lograr el postre final, el resultado es lógico: el chocolate Dubai no solo es más caro, sino que además se vende como producto de edición limitada, mucho más exclusivo que sus versiones industriales o manufacturadas.
Edición limitada y filas reales: el furor argentino por el pistacho viral
De nuevo en tierras criollas, el chocolate Dubái se tradujo en golosinas y productos bien locales: alfajores, conitos que mezclan chocolate belga, dulce de leche y crema de pistacho, bombones y sabores de helados "premium".
Pero la realidad es que, durante el último fin de semana, todo giró en torno al pistacho. En Havanna, el nuevo alfajor se lanzó a $7500 el combo de dos unidades -el "Dubai" junto al clásico Aniversario- y se agotó en el mismo día. El éxito estuvo alimentado por una campaña previa, una intervención estética del logo y, por supuesto, un ejército de influencers.
El sábado hubo una pequeña reposición, pero los productos volaron nuevamente: largas filas se formaron en locales y shoppings. Desde la marca marplatense lo expresaron así: "La primera vez que lo probamos supimos que teníamos que compartirlo con ustedes, pero la realidad superó todas nuestras expectativas".
El alfajor pistacho de Lucciano's.
Y añadieron: "El Dubái fue todo un desafío. Siempre priorizamos trabajar con ingredientes naturales, y eso a veces significa que no sea tan fácil conseguirlos. El viaje del sabor va a continuar".
Por su parte, Lucciano's lanzó sus productos en locales seleccionados: Mar del Plata, el Abasto, Paseo de la Costa en Neuquén y Coghlan. También se agotaron en el fin de semana, con promesa de reposición. ¿Los precios? La caja de seis conitos por $17.400 y la caja de seis alfajores, $22.800.
"Hace 12 años fuimos pioneros en traer el pistacho a nuestras heladerías, cuando en Argentina todavía era un sabor poco conocido. Lo incorporamos desde el primer momento en distintas presentaciones, y hoy sigue siendo uno de nuestros ingredientes más emblemáticos", expresó Christian Otero, cofundador de la marca.
"Dubai" en tiempos de ajuste
Como era de esperarse, la viralización hizo lo suyo: las redes sociales se inundaron de opiniones, tanto a favor como en contra. Para algunos, fue un sabor encantador y una reinvención golosa del clásico argentino, con tapas crocantes y un relleno excesivo en todos los sentidos. Para otros, un gesto innecesariamente "cipayo", una moda importada, ajena al paladar local, y demasiado cara para los tiempos que corren. En resumen, una golosina difícil de justificar en una economía donde cada peso cuenta para las familias.
Los números lo respaldan. Según un informe de la consultora Sciencia, al que accedió este diario a fines de junio, las ventas en supermercados cayeron un 3,3?% interanual en mayo. En lo que va del gobierno de Javier Milei, el consumo masivo -alimentos, bebidas y artículos básicos- se desplomó todos los meses, con la única excepción de abril, donde apenas se mantuvo estable. En este contexto, cabe preguntarse: ¿quién puede pensar en golosinas virales cuando hay millones que no pueden acceder a lo más elemental de la góndola?
Aun así, hay algo para destacar. En medio de una crisis feroz, muchas pymes y empresas del rubro apostaron por la innovación, por crear un sabor capaz de capturar el deseo colectivo, por sumarse a una tendencia que movilizara algo más que el algoritmo. En definitiva, también se trató de impulsar una industria local golpeada, donde tanto comerciantes como trabajadores -con salarios congelados o suspendidos- hacen malabares para seguir en pie.
¿Moda pasajera o nuevo clásico? Lo que queda por ver es si el momento "chocolate Dubái" será una nueva costumbre argentina o otro trend que se disuelva tan rápido como un bocado. El tiempo, y los bolsillos, darán el veredicto final.
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