Nacionales 15/09/2025
Un equipo de arquéologos del Conicet realizó los trabajos en las cercanías de las Cataratas
Un grupo de arqueólogos del Conicet liderados por Eduardo Apollinaire encontró las evidencias humanas más antiguas de la Mesopotamia argentina en pleno Parque Nacional Iguazú, a escasos metros de las Cataratas. Los restos de carbón vegetal, herramientas de piedra afilada y herramientas de madera datan de hace 6000 años.
Los trabajos de investigación comenzaron en el año 2019 y también se encontraron utensilios asimilables con pueblos guaraníes de hace 2000 años, por lo que fue posible delimitar que se trata de una comunidad indígena no guaraní que habitó la mesopotamia nacional mucho antes de la llegada de Cristobal Colón y los españoles a América.
En comunicación con Página/12, Apollinaire, arquéologo de la Universidad Nacional de La Plata, brindó mayores detalles sobre la investigación y aclaró que él y su grupo no están de acuerdo con llamarla civilización. "Todos los grupos humanos son civilizados. Son términos que traen una carga evolutiva, pero no hay gente más evolucionada que otra. Sí se organizan de distintas formas", aseguró.
El arranque de la investigación
"Yo arranqué cuando estaba haciendo mi doctorado en Entre Ríos, con otro equipo de investigación. El noreste argentino en sí, la Mesopotamia, es parte de la misma Cuenca del Plata. Ahí hay distintos grupos índigenas de momentos previos a la conquista hispánica", ubica geográficamente su interés.
El antropólogo también explica que la obtención de datos "cuando uno empieza a irse hacia atrás en el tiempo se complejiza", por lo que una parte importante de los resultados radica en que descubrieron los registros más antiguos de población humana en la región, sumado a que Misiones "es un lugar en el que se hicieron muy poquitas investigaciones".
La falta de investigaciones en la selva misionera empujó a Apollinaire a proponer proyectos de investigación allí para convertirse en investigador de planta del Conicet. "Empezamos a hacer investigaciones muy preliminares en la reserva de la Biósfera de Yabotí, que está sobre el río Uruguay, y en el Parque Nacional Iguazú", recuerda el arqueólogo, con el primer objetivo de "ir a ver qué hay". Finalmente lo primero que encontraron fue "basura, restos de comida y ramitas de la fabricación de herramientas".
La averiguación de la época a la que remiten las herramientas encontradas se hizo con dotaciones radiocarbónicas. "Teníamos una secuencia muy completa de sitios guaraníes, de momentos incluso previos a la conquista. Nos íbamos más atrás en el tiempo y encontrábamos otros grupos que ya no tenían cerámica, eran más antiguos y no tenían el desarrollo de esta tecnología. Así llegamos hasta unos 6000 años", describe el antropólogo sobre cómo descubrieron de cuándo eran los elementos encontrados y destaca que "serían éstas las primeras personas que llegaron y poblaron" el norte de la actual región mesopotámica argentina.
Para Apollinaire esta investigación también generó preguntas, como "¿cuándo se empezó a trabajar con la cerámica? ¿Cuándo llegan las primeras plantas domesticadas? O ¿en qué momento se comienza a sembrar maíz, mandioca, porotos, zapallo y las demás plantas domésticas que están acá?". Del mismo modo, este trabajo trae la pregunta por las formas de organización más complejas, con jefes y el asentamiento en un territorio. Otra de las preguntas centrales es cómo este grupo, similar a otros grupos amazónicos, llega a las Cataratas del Iguazú. "Se extendieron por América del Sur desde el norte de Brasil hasta el Río de la Plata. ¿Por qué se movieron? ¿Efectivamente se movieron o se movieron las ideas? ¿La gente se guaranizó o son guaraníes que se movieron?", se pregunta Apollinaire, que teoriza una sumatoria de factores.
Las características de la población
Una de las diferencias con los mismos guaraníes es que esta población de 6000 años no tuvo contacto con la cerámica, que fue descubierta y fabricada más adelante en el tiempo. Esta característica, por ejemplo, los deja aparte de la comunidad guaraní al menos por la época.
Apollinaire también resalta que, a pesar de que no hay certezas sobre la elección del lugar para vivir, las Cataratas del Iguazú eran "muy funcionales porque a través de la navegación solo se puede llegar en un sentido, es un lugar muy protegido". Además es cercano a la confluencia del río Iguazú y el río Paraná, por lo que tiene vías de movilización ya que "eran grupos canoeros, se movían en embarcaciones".
El arquéologo habla sobre esta población como "grupos pequeños, mucho más móviles en el espacio, con subsistencia por la caza y la pesca, y con varias herramientas de piedra". De todas formas, expresó que los utensilios orgánicos no pudieron ser encontrados, quizás, por las tierras coloradas de la región, que no preservan esos restos. Sin embargo, también se encontraron artefactos más nuevos. "¿Qué es lo que generó los cambios? ¿Llegaron comunidades de otro lado con nuevas ideas, con otras tecnologías o en realidad solo llegan otras ideas y otras formas?", se preguntó Apollinaire al respecto.
La investigación y la ciencia
"Al estar realizando estas tareas dentro de otro espacio público como es el Parque Nacional, tuvimos el apoyo súper importante de distintos actores, como la Dirección de Conservación de de Parques Nacionales", reconoce el investigador del Conicet. De esta forma, los restos encontrados están en un depósito para que puedan ser investigados y custodiados dentro del Parque, con el objetivo de que la gente pueda apreciar "una historia cultural súper profunda".
Apollinaire también consideró que las investigaciones arqueológicas en el noreste son "la figurita difícil que nos falta", a diferencia de lo que sucede con otras regiones de la Argentina, pero se entusiasma con que el hallazgo profundice estos estudios ya que "estas puertas que nadie golpeó se transforman en información novedosa".
Por último, el investigador también consideró "un momento difícil" a la desinversión en ciencia y en universidades nacionales. "Uno se desespera porque no se frene, porque después volver a reconstruirlo es muy difícil", lamentó sobre la posible pérdida de oportunidades. Además, reveló que en la actualidad muchos jóvenes investigadores "migran, se dedican a a otras tareas y ahí es donde nuestros proyectos pierden fuerza". "Esperemos que la situación se regularice en el futuro y volvamos a tener una inversión importante en la ciencia y la tecnología argentina", concluyó Apollinaire.
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