24 de abril de 2024

Opinión 22/09/2022

La soledad de la vejez

Sin respuestas sencillas

Más personas llegan a vivir más tiempo, la soledad, las tareas de cuidados y avatares de adultos mayores para transitar sus últimos años de vida.

Más personas llegan a vivir más tiempo, aunque no siempre es una bendición. Mientras se comparte la vida con la pareja, es más llevadero, aunque la salud sume achaques.

Siempre en una emergencia se puede recurrir a un vecino o familiar. Pero la viudez a una edad avanzada nos deja muy vulnerables y necesitados de una compañía para la rutina diaria que pocas veces podemos elegir o contratar.

Julio hace varios años que vive solo. Al principio, porque su compañera de siempre estaba internada. Él todavía trabajaba, pese a sus años, hacía las cosas de la casa y cada día la visitaba.

Hasta que ella no pudo más. Desde entonces, los nietos y los hijos lo acompañan a distancia, por teléfono, o en los encuentros de fin de semana. En el día a día, Julio permanece solo a sus 92 años, atendiendo las labores domésticas y siguiendo las noticias.

Un tiempo se arregló así, pero luego empezó a necesitar ayuda. Contrató a una vecina del edificio. La necesidad fue sumando horas hasta que el pago agotó las posibilidades de su jubilación. Entonces pidió ayuda.

Pero PAMI sólo cubre casos de internación domiciliaria mientras dura la curación y siempre con personal que envía la agencia. No alguien conocido. Pensar en dejar entrar a su casa a un extraño, estando limitado físicamente, asustó a Julio.

Ana no tuvo más remedio, aunque limitó la presencia a algunas horas y días. A los 94 ella puede hacer, despacito, algunos mandados bajo el sol de la tarde. Pero quien la asiste no cocina como ella quiere, se la pasa en el WhatsApp y revisa los cajones de modo sospechoso. No puede confiar en ella, pero tampoco quedarse sin nadie.

¿Qué hacer? Las hijas y los nietos tienen sus propios problemas y ella no quiere ser otra carga. Ni hablar de que la lleven a un geriátrico. Siempre vivió en su casa y quiere seguir así.

A Froilán la vida le deparó un resguardo. Uno de sus nietos, ya adulto, decidió hacerse cargo de su cuidado los últimos seis años de su vida. La dedicación exclusiva, le impedía hacer otro trabajo.

Pero esa tarea, sostenida por los ingresos del abuelo, no luce en el currículum. Cuando llegó el final, el nieto se encontró desocupado, sin ingresos y sin reconocimiento por lo realizado.

Estas pocas historias de personas que transitaron por mi consultorio, iluminan un tema difícil de resolver. Cómo cuidar de nuestros mayores cuando se quedan solos y no pueden valerse por sí mismos.

Es un problema que se acrecienta cada año y que no tiene respuestas sencillas, adaptables a cada caso. Pero que hace, y mucho, a la calidad de los últimos años, cuando transcurren en soledad.

Por Lic. Gerardo Codina. Psicoanalista (licgerardocodina@gmail.com)

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