18 de abril de 2024

Nacionales 19/09/2022

La trágica historia de Audrey Mestre: la apneísta que inspiró la película "Sin aliento" de Netflix

Quién fue la joven francesa que dejó todo para dedicarse a un deporte extremo y que murió en 2002

Netflix estrenó el 9 de septiembre la película francesa "Sin aliento", un drama romántico que -en pocos días- se posicionó en el top 10  de lo más visto a nivel global en la plataforma de streaming, con más de 13 millones de reproducciones.El filme cuenta la historia de Roxana, una joven que abandona sus estudios y su vida en París para aprender a bucear en el sur de Francia, donde inicia una tortuosa relación amorosa con su instructor, Pascal, un campeón de buceo. Está basado en una historia de la vida real: la de Audrey Mestre. ¿Quién fue esta joven?Audrey Mestre nació el 11 de agosto de 1974 en Saint- Denis, una localidad cercana a París. Su familia estaba ligada a la pesca submarina, por lo que en desde muy pequeña comenzó a practicar buceo. Era algo natural para ella, tanto que siendo adolescente obtuvo la licencia de buceadora recreativa.

Unos años más tarde, se instaló en México, donde estudió Biología Marina. Esa carrera marcaría su destino. Para realizar su tesis de doctorado, sobre el funcionamiento de los pulmones humanos en la profundidad del océano, Audrey entrevistó a Pipín Ferreras, un reconocido apneísta cubano con varios récords mundiales en su haber.El flechazo entre ambos fue inmediato. Audrey y Pipín comenzaron una relación amorosa. También deportiva: además de ser pareja y casarse, él se convirtió en su instructor de buceo y la incluyó en su equipo. Audrey dejó su carrera académica para dedicarse de lleno al deporte.

Una carrera meteórica

En pocos años, Mestre se forjó un nombre propio dentro del mundo de la apnea. Batió varios récords: en 1997 se sumergió a 80 metros en las Islas Caimán y en el 2.000 descendió hasta los 125 metros de profundidad en La Palma, España. Ya no era solo "la pareja de Ferreras", sus logros deportivos tenían peso.

Además de su creciente carrera individual, Audrey competía en categorías mixtas con Pipín, también con resultados exitosos. En 2.002, Audrey se sumergió hasta los 130 metros de profundidad en Fort Lauderdale, EE.UU., en un tiempo récord de 1 minuto con 56 segundos. Pero el logro -que la convirtió en la quinta persona del mundo en realizar una inmersión en tan poco tiempo- duró poco. Tiempo después, la estadounidense Tanya Streeter, le arrebató el récord: bajó hasta los 160 metros de profundidad.

Este hecho hizo de la apneísta francesa intentara superar a Streeter y quebrar una nueva marca. No lo consiguió.

Una tragedia a 171 metros de profundidad

Tras ser superada por la buceadora estadounidense, Audrey no se desanimó. Siguió entrenando para recuperar el récord. Estaba decidida a lograr una nueva marca en la categoría de buceo femenino Sin Límites. En esta categoría el apneísta desciende y asciende con el método que decida, generalmente con un trineo o lastres, y asciende con un globo o chaleco con aire comprimido.

En los entrenamientos, Audrey bajó hasta los 171 metros de profundidad. Así, se decidió a ir por el récord mundial. Pero no pudo hacerlo. En octubre de 2002, en plena competencia internacional, bajó hasta la marca pautada (171 metros de profundidad). Lo consiguió sin mayores dificultades, pero cuando intentó volver a la superficie, el mecanismo del globo que debía ayudarla a ascender en el tiempo necesario para evitar que sus pulmones colapsaran, falló. 

Así, se puso en marcha el operativo de seguridad. Un buceador auxiliar -con equipo- intentó subir con ella hasta la superficie. Pero para evitar la descompresión y colapsar él también, tuvo que hacer el ascenso con paradas técnicas. 

Finalmente, Audrey fue llevada a la superficie tras pasar 8 minutos y 41 segundos bajo el agua. Demasiado tiempo: el máximo previsto para que estuviera sumergida era de 3 minutos. Llegó sin vida y no pudo ser reanimada. 

¿Accidente o crimen?

Los hechos que llevaron a la muerte de la joven apneísta: falta de aire en el globo de ascenso, falta de buceadores auxiliares y un equipo médico de reanimación poco preparado -todos hechos que se comprobaron tras la investigación del caso- generaron sospechas.

Hubo quienes afirmaron que Ferreras y su equipo fueron negligentes. Otros, sostuvieron la hipótesis de que el deportista cubano y su pareja atravesaban problemas en su relación amorosa y que él se sentía eclipsado por los logros de Audrey. 

Ante esta situación, Pipín escribió el libro "En el abismo azul: una historia de amor y obsesión" en la que contó su versión de qué fue lo que pasó el día en que su pareja murió. Ese no fue el único libro. Carlos Serra, socio de Ferreras, publicó una suerte de respuesta titulada "El último intento: la verdadera historia de la campeona de apnea Audrey Mestre", que alimentó las versiones de problemas entre Ferreras y Mestre.

Serra fue más lejos. Incluso sostuvo que los celos de Pipín por los logros de Mestre pudieron llevarlo a planificar su asesinato, ya que fue el buceador cubano la última persona que revisó si el aire en el globo.

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