18 de abril de 2024

Locales 24/03/2020

Los "viejitos", Luis y el 24 de marzo

Especial y diferente

Este 24 de marzo es tan especial como todos. Pero las diferencias son tantas. A 44 años del golpe de estado no se puede conmemorar esa tragedia públicamente. Es una conmemoración virtual y el homenaje a nuestros seres queridos se magnifica. Sin besos ni abrazos, sin saludos personales, en medio de una epidemia sin antecedentes. Con las ciudades prácticamente cerradas a la circulación general.

Es muy distinto sin Luis, claro, pero no sólo eso. Por primera vez, sin los dos viejitos, mamá se fue el 22 de marzo de 2019 y estuvo ya ausente ese 24. Papá se fue el 28 de octubre y este es su primer 24 de marzo ausente en 44 años. Así se fueron dos luchadores. Ella, silenciosa y él, con toda la valentía y toda la voz para afrontar esa pelea desigual en una batalla que, finalmente, ganó. Ganaron. Ganamos. Esa "pelea" finalizó en la justicia con la sentencia de condena a prisión para todos los genocidas responsables de la desaparición y muerte de Luis.

No está Luis, no están ellos. También se fueron en estos meses el hermano de papá, Néstor y la hermana de mamá, Victoria. Quedamos nosotros, la familia. La familia que hoy se reúne entre hermanos, hermanas, primos, primas, sobrinos, hijos, hijas, sobrinas y todos y todas las más cercanas relaciones familiares. Los más cercanos. Todo lleno de corazones, de abrazos y besos postergados. Con Laura, que fue la mujer de Luis, con su actual pareja Enrique y sus familias. Y con Mariela, la hija que no pudo conocer, junto a su familia toda.

Con todos los amigos y amigas que acompañan.

Así es el recuerdo permanente con la virtualidad que avanza, desmesuradamente, en estos días.

Esto que escribo llevará la firma de toda la familia, con seguridad. Porque es el sentimiento y sigue siendo esa voluntad de justicia, siempre sin odio, ante lo que sí fue una epidemia visible y mortal como la dictadura militar con sus cómplices civiles, empresariales y mucha, la mayoría de las autoridades de la Iglesia católica argentina.

Porque hay quienes hoy, vaya paradoja, reclaman el "estado de sitio" sin tener idea de lo que significan esas tres palabras y no porque nos lleven en el recuerdo a esas épocas trágicas sino porque representan, lisa y llanamente, la desaparición de la Justicia, quedando en suspenso las garantías constitucionales.

Seguimos mirando hacia adelante sin olvido ni perdón. Con memoria, verdad y justicia.

La dictadura dejó a su paso desolación y muerte. El coronavirus parece querer seguir el mismo camino. Pero, repitiendo lo hecho, no nos vencerá. Depende de nosotros y nosotras. 

AVG

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