Locales 27/12/2022
Opinión
Cuando llega Messi a la selección, hace ya unos cuantos años, tenía reservado un lugar, tan pero tan exacto, que se llamaba "lugar Diego Armando Maradona". Y desde ese lugar empezó a gambetear, meter goles o asistir a sus compañeros, pero claro, el tiempo iba pasando y el resultado final no terminaba de concretarse. Empezaban los rumores.
Jugó finales, varias; en algunas la suerte no estuvo de su lado, claramente en Brasil 2014, y los rumores dejaron de ser rumores para pasar a ser un escarnio público. Pobre pibe, tener que bancarse las frustraciones propias y ajenas, sentirse en la obligación de "hacernos felices". Y creo que por fin se dio cuenta de que le estaban pidiendo demasiado y se fue, por un tiempo.
Alguien por ahí, un día le propuso volver, y volvió. El resto lo conocemos.
Cuando Jesús estaba crucificado, algunos que pasaban por ahí le decían irónicamente: '¿pero cómo? Salvaste a tantos y ahora no te podes salvar a vos mismo'. ¿Alguien imaginó qué hubiera pasado si Messi no levantaba la copa?. Tomate un segundo antes de seguir y pensalo, míralo a Messi sentado en el pasto, llorando, a los periodistas que hasta ese momento lo elogiaban, apuñalándolo en los únicos lugares que todavía le quedaban sin heridas.
Por eso, vuelvo al principio, ¿Messi es igual o más que Jesús? Porque no llegó a "morir", nos salvó a todos y se salvó a si mismo.
"Tito" Lucangioli
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