23 de abril de 2024

Locales 30/08/2021

Mónica Santía | "Contar cosas dolorosas atraviesa el alma"

Opinión

Hace un mes, el 29 de julio, despedimos a la Abuela Luisa, con mucho dolor y tristeza por su partida tan rápida y sin sentido.

Dolor por sus últimos  días y lo sola que partió, seguramente, a un mejor lugar. Recién ahora podemos, con un poco más de conciencia y tratando de ser respetuosos para no decir las barbaridades necesarias y merecidas, contar lo ocurrido.

Este relato es de lo sucedido desde el día de tu internación, el domingo 25 de julio con muchas irregularidades desde que llamé a la Guardia del Hospital a las 09:45, llegando la ambulancia una hora después, con la enfermera manejando la misma, sola, por cierto la única persona amable de toda esta historia, tratando de que fueras lo más cómoda posible teniendo que sostenerte Roberto porque la enfermera no podía manejar y acompañarte y hasta el momento de la despedida. Detallo las irregularidades que duelen en el alma. Supuestamente tenías covid-19, digo supuestamente porque nadie nos mostró ningún análisis, la doctora de guardia se negó a darnos su nombre, nos atendió en la vereda, muy apurada, nos dijo que recién a la mañana siguiente tendríamos noticias. Por un familiar que trabaja allí nos enteremos que a las 21:00 te trasladaron a la sala de enfermos con covid ya que recién a esa hora hubo un médico en la misma, llamamos y solo obtuvimos la respuesta de que estabas igual. A la mañana siguiente efectivamente un doctor nos llamó para dar el parte y nos solicitó que acerquemos ropa. Un camisón, remera, toallón  y ropa interior debidamente marcada con nombre y apellido llevó Roberto. Algo para AGRADECER es que pudo acompañarte unas horas ese día entregando la ropa a la enfermera del turno. El martes nuevamente parte médico  aproximadamente a las 08:30, no pudimos visitarte porque los insumos con los que se ingresa a la sala no pueden ser usados nuevamente, no cuentan con gran cantidad, algo que comprendemos. El miércoles nuevo parte. muy alentador y el doctor le pide a Roberto que te acompañe para darte la comida; mientras te visitaba y ayudaba advierte que no tenías colocada la ropa que llevamos. Cuando se retira le comenta a la enfermera esta situación, quien se escuda diciendo que recién entraba al turno y después de buscar en una pila de ropa que hay en un sector, encuentran la muda que llevamos y se compromete a cambiarte.

El 29 a las 8 de la mañana el aviso: te descompensaste y te estaban reanimando. A las 09:00 nos comunican el fallecimiento, al llegar al hospital nos informa el doctor las maniobras realizadas, paro cardio- respiratorio, nos da el pésame, la enfermera nos da indicaciones para colocarnos la vestimenta, ingresamos a despedirnos y lo peor de todo fue comprobar que jamás te pusieron la ropa que llevamos, que de la botella de agua sólo faltaba lo que pudiste tomar el miércoles cuando Roberto te acompañó, que sobre una mesita donde estaban los sueros y medicamentos ni siquiera  estaba bien escrito tu nombre. Ni hablar de la suciedad  en la sala. Sala de covid-19 muy contagioso por cierto, higiene por sobre todas las cosas, palabra desconocida en ese sector.

Voy a RESALTAR que sólo 2 personas estaban internadas en ese momento, que las enfermeras no pueden escuchar desde donde se encuentran sobre todo si un enfermo llama con pocas fuerzas y si tocan el timbre, ellas primero deben colocarse toda la vestimenta para ingresar asi que ahí van a tardar en entrar ¿y si es urgente?. ¿Alguien encargado controla? No digo que estén con máscara y barbijo las 24 horas de los 7 días de la semana pero sí el resto de la vestimenta para ahorrar tiempo; si un enfermo llama no creo que sea por una tontería. No es que quiera decir lo que tienen que hacer, es sentido común, que no existe ya. Permanecimos 2 horas porque después no había velatorio; del hospital en una bolsa negra al cementerio. Para salir  de la habitación teníamos que avisar, 3 veces llamé a la enfermera  para poder retirarnos y cuando por fin me escuchó, 10 minutos después, se acercó. Al retirarnos nos da una bolsa roja con la ropa con la que habías ingresado. DESTACO que no faltaba nada pero sí que en la bolsa había cosas que  no te pertenecían: una toalla y un par de crocs, TODO estaba etiquetado, pertenecían a otras personas (tenían sus nombres).  Pregunto, ¿tan difícil es cerrar la bolsa y poner una etiqueta? Repito estamos en pandemia, covid-19, las palabras respetar  protocolos, ¿las conocen?

Al retirarnos nos comunican que una hora después debíamos volver por el certificado de defunción. Volvimos y, otra sorpresa, en el mismo estaba escrito que el fallecimiento  fue 07:30. Así que no sabemos con exactitud la hora de la muerte, si hubo maniobras de reanimación o qué sucedió realmente.

Yo me pregunto ¿por qué ocurren estas cosas? Desidia, destrato, deshumanización, desinterés son las palabras que hoy definen lo que le tocó vivir a Luisa Villalva que, con 85 años y sólo tomando una medicación para la hipertensión, dejó este mundo sin ser atendida como un ser humano merece en sus últimos días.

Podemos comprender el cansancio, los sueldos bajos, las guardias interminables del personal de salud: médicos y enfermeras, personal de limpieza pero NO la desatención y falta de compromiso de algunos "profesionales". No tengo mucho más para agregar a lo comentado, el Juramento Hipocrático en el bolsillo por no decir una grosería. 

Este relato no va a devolver a mi suegra, solo pretendo que  si alguien ha sufrido lo mismo no se calle y lo haga público para que no le ocurra a nadie más. Por mi parte nunca recibí, ni antes ni ahora, buena atención en Hospital Zonal Doctor Posadas. ¡Reclamen, háganse escuchar!

¡Que Dios ilumine a los que sufren! Y que las cosas empiecen a cambiar. Parecía que la pandemia nos iba a convertir en mejores personas. ¡Yo creo que nada más alejado!

Pido disculpas si hay algún error de redacción pero contar cosas dolorosas atraviesa el alma y los ojos se empañan y llenan de lágrimas.

Triste realidad nos toca vivir.

Mónica Santía 

DNI 23.818.894


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