25 de abril de 2024

Editorial 21/04/2013

PANORAMA | Es con “B” de Báez, no con “B” de Belastegui

El análisis de la realidad debiera ser tan vertiginoso como los acontecimientos. Los hechos se suceden de tal manera que se modifican, al parecer, las referencias o los parámetros a los que tantos estábamos habituados.

La reflexión y la argumentación parecen haber dejado paso a la acusación, al grito y a la palabra fácil, a la nota explosiva o a la utilización de los medios de comunicación, en cualquiera de sus variantes, para “ganar”, lo que para muchos es la “gran batalla”. Para ello no hace falta mucho, al parecer. Si vamos a la cuestión nacional, un ignoto, hasta hace unos días, Leo Fariña u otro como “el Rossi” alcanzaron un grado de exposición pública y cobertura de pantallas, audios y centímetros de columnas, a partir de lo que Jorge Lanata explicitó como “la denuncia más importante de los últimos diez años”.
Realmente, pese a los miles de comentaristas anónimos y grotescos, a quienes anima una sed de venganza que “asusta”; pese a todo lo que se dijo, en la intimidad de una pausa aconsejable para muchos, aún no se sabe, en realidad, cuánto hay de cierto y cuanto de mentira fácil en un momento de tensión política a la que el gobierno nacional, claro, no es ajeno como nunca lo es envuelto en este velo que suele ocultar tanto como lo es la que ya parece una “eterna” pelea con el Grupo Clarín. Nada de lo que sucede parece no tener conexión con ello. Ojalá la Justicia que tenemos determine qué fue lo que sucedió en este caso.

Y pese a ese tema tan instalado, tan conversado y meneado por tantos y en tantas mesas de café o en cualquier otra, se puede decir que, en la práctica no causaron tanto espanto ni estupor ni exabruptos, ni dichos ni marchas contra la corrupción, ni gritos extemporáneos, ni palabras de odio y venganza, ni promesas de ajusticiamientos, ni gritos de “yegua chorra”. No se escucharon insultos impiadosos ni cobardías. Ni se habló de la Justicia que dicen muchos, hasta Julio Piumato, “es lo mejor que tenemos”, hasta es independiente y el Gobierno es el que se quiere apoderar de ella. No se realizaron caminatas alrededor de la plaza, no hubo carteles ni fotografías de ahorcamientos o linchamientos públicos. No se cantó el Himno nacional y nadie cubrió su tórax con la bandera argentina para defenderse vaya a saber uno de qué dictadura. Nadie pobló las redes sociales, ni facebook ni twitter, con mensajes amenazantes como sí lo hacen por estas horas hasta instructores de boy scouts saladillenses llamando a bombardear la Casa Rosada. Es que nadie lava dinero en Saladillo ni existe la corrupción. Son sólo sensaciones que uno no debiera ni detenerse a analizar. El corrupto mayor está muerto y yace en Santa Cruz. Su “amigo” Lázaro Báez, sentenciado ya por Lanata y la Justicia popular, lavó 55 millones de euros. Es Lázaro con “B” de Báez. No es la “B” de Belastegui, un hoy "extrañado" vecino que, de acuerdo a lo dicho, en voz baja, por varios comerciantes, habría creado algún problemita financiero en los últimos meses en nuestra ciudad.
En definitiva, el dinero lavado aquí no cuenta. Son sólo unos pocos miles de pesos y dos o tres cheques, por eso nadie lo reclama, total no es dinero negro. ¿Quién va a quejar o va a organizar una marcha por esa pequeñez? ¿Quién va a llamar a Jorge Lanata para que investigue?

Copyright © 2015 | La Síntesis - El primer diario digital de Saladillo