Nacionales 25/09/2025
Graciela Bertolino es doctora en Ingeniería Nuclear
Si cuando se fundó, en 1955, alguien hubiera dicho que el Instituto Balseiro iba a estar dirigido por una mujer, probablemente lo habrían mirado de reojo y tildado de loco. Por fortuna --y también por una lucha feminista incansable-- las realidades han cambiado y en el presente no provoca tanta sorpresa que una científica de la talla de Graciela Bertolino pase a estar al frente de la institución patagónica de referencia en energía nuclear e ingenierías. Le tocará gestionar el sitio en el que se formaron y protagonizaron figuras como Juan Martín Maldacena, Karen Hallberg, Conrado Varotto y Fabiana Gennari, entre otros.
El Balseiro, que depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica y de la Universidad Nacional de Cuyo, cumple siete décadas y será liderado por Bertolino, que se impuso en las elecciones de agosto pasado. El acto de asunción será el 30 de septiembre y a partir de octubre comenzará un nuevo mandato. Bertolino, que tiene 54 años y nació en Córdoba, ya había sido noticia en 2019 al protagonizar otro suceso similar: había sido electa como primera mujer vicedirectora de Ingeniería. Es decir, llega al máximo cargo con experiencia en gestión a cuestas.
En su vida académica, se formó como ingeniera nuclear y doctora en el Balseiro. Regresó al país en 2008 como una de las tantas científicas repatriadas desde Francia. Desde hace años se desempeña como investigadora del Conicet y del Centro Atómico Bariloche, y su área de experticia es el estudio de las propiedades mecánicas de los materiales. También se desempeñó como docente y concentró sus esfuerzos en la formación de recursos humanos, al dirigir proyectos, tesis de maestría y de doctorado.
Fuego por todos lados
Bertolino reemplazará en su cargo a Mariano Cantero y tendrá el desafío de conducir una institución de prestigio, en un clima hostil para la ciencia y la tecnología. En octubre de 2024, el director saliente decía a este diario: "Trato de ser muy cuidadoso con la investidura presidencial y con los legisladores, pero hay que contar fría y crudamente la realidad que estamos pasando". Y continuaba: "La caída en los salarios de los científicos no comenzó ahora, ya estábamos bajos; lo que ocurre es que en el presente todo se aceleró a un ritmo que da temor. Hay mucha angustia entre los docentes y los no docentes, porque no llegan a fin de mes".
Un año después, todo el sistema está comprometido, por los ajustes y los retrocesos que el gobierno libertario imprimió al área, y el Balseiro no es la excepción. De hecho, en una sesión extraordinaria, el Consejo Académico de la institución (con la participación abierta de estudiantes, personal nodocente, docentes y autoridades) manifestó su acuerdo con el Consejo Interuniversitario Nacional (que agrupa a todos los rectores de las universidades nacionales del país) "en cuanto a la necesidad de priorizar la educación pública, la formación universitaria de excelencia y la inversión en ciencia y tecnología e innovación y, consecuentemente, jerarquizar su asignación presupuestaria para superar los desafíos que enfrenta la sociedad argentina en su conjunto".
Para tener referencia de la debacle, se puede citar el último informe realizado por el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación. En el artículo, se lee: "El Proyecto de Ley de Presupuesto 2026 presentado por el Poder Ejecutivo profundiza el panorama de ajuste para el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, al estipular un Crédito Inicial para la Función Ciencia y Técnica el año próximo de 1,57 billones de pesos. Esto implica un retroceso del 7,2 por ciento en términos reales para el conjunto de organismos y programas de la Administración Pública Nacional, que se agrega a la caída del 30 por ciento en 2024 y del 23 por ciento en el corriente año".
Y remata: "De esta manera, la función Ciencia y Técnica cae un 50 por ciento en tres años en términos reales, pasando de representar el 0,157 por ciento del PBI en 2025 a 0,149 por ciento en 2026, un mínimo histórico absoluto".
Lavado de cara
Bertolino, además, deberá dejar su impronta en un campo como el de las ingenierías y el de la energía atómica, históricamente monopolizado por hombres.
En una entrevista que realizaba con Página 12 a comienzos en enero de 2020, apuntaba: "Las ingenierías, tradicionalmente, han sido áreas colonizadas por los varones; de la misma manera que las biologías y las químicas fueron ocupadas, en su mayoría, por mujeres. (...) No es nada simple imaginarse a una mujer en una fábrica rodeada de hombres, con su casquito blanco, dando órdenes para aquí y para allá. Hace falta tener una personalidad muy afianzada para ocupar una posición de liderazgo. Hay lugares que son más complicados que otros para trabajar si no se desarrolla un carácter fuerte".
De la misma manera, asumirá la dirección del Balseiro con el compromiso de continuar la formación de nuevas generaciones de científicos y tecnológos de excelencia, así como también con la premisa de "cambiar la percepción social que se tiene sobre la energía nuclear". Identificada a partir de episodios trágicos como Chernobyl (Ucrania, 1986) o Fukushima (Japón, 2011), a menudo, se suelen solapar las múltiples aplicaciones de un campo repleto de potencialidades en salud, alimentos y mapeo de suelos.
Si la energía nuclear es tratada de manera adecuada, no solo no es peligrosa sino que también es limpia porque no emite gases de efecto invernadero. Transformar la percepción de la sociedad será un paso necesario para que más personas puedan comprender sus beneficios y, en esta línea, demandar políticas públicas que financien su impulso.
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