18 de abril de 2024

Locales 31/03/2023

¿Por qué Don Raúl?

Opinión

Un 31 de marzo del 2009 nos dejaba el doctor Raúl Alfonsín, primer presidente electo luego de la Recuperación Democrática de 1983.

Quizás estas líneas no están destinadas al militante radical, ni a admiradores de su figura y trayectoria. Quizás están más destinadas al ciudadano común, a cualquier argentino (o no) que haya escuchado o leído acerca de "Alfonsín: el padre de la democracia", pero sin saber demasiado acerca de quién fue, qué hizo, qué desafíos tuvo, o qué valientes decisiones tuvo que tomar en la soledad del poder y en el ejercicio del justo y sano liderazgo.

¿Por qué Don Raúl? 

Porque no comenzó su tarea democrática en 1983, sino que arrancó mucho antes, en plena Dictadura de Onganía, autodenominada "Revolución Argentina" en el año 1966, un año antes había sido electo presidente del Comité Provincia de la UCRP. En ese año y por reabrir el comité, recibió su primer encarcelamiento por el Gobierno De facto.

En el año 1968, a 50 años de la Reforma Universitaria, un grupo de jóvenes universitarios crean "Franja Morada", una agrupación destinada a defender la Universidad Pública, esa universidad que propiciaba y defendía la verdadera movilidad social ascendente en nuestro país, y cuya gratuidad, laicidad y universalidad estaban seriamente en peligro durante el gobierno dictatorial de Onganía.

Estos jóvenes radicales de la recién gestada "Franja" enseguida se vieron identificados con éste abogado y militante nacido en Chascomús, que con mucha claridad hablaba de defender los valores republicanos y democráticos, en una época donde tomar las armas, abrazar la "Lucha Armada"  era una opción fácil romántica...Don Raúl siempre supo que esa salida sólo propiciaba un aumento de la violencia, y un deterioro de los valores democráticos que requiere una sociedad civilizada para que sus habitantes progresen en paz y armonía: No se equivocó.

Poco duró la primavera democrática, y tras el breve Gobierno de Héctor Cámpora y María Estela Martínez de Perón; el 24 de marzo de 1976 nuestro país sufrió la peor Dictadura de la historia.

Don Raúl, lejos de desentenderse del asunto, se dedicó sistemáticamente a mantener vivo el espíritu democrático en todos los ciudadanos y, siempre que podía intervenía solicitando, en su rol de abogado, Habeas Corpus para personas detenidas (independientemente de su filiación partidaria, extracción social, raza o credo) Era una labor no solo complicada desde lo jurídico (imagínense presentar un Habeas Corpus en un Juzgado repleto de leales defensores del Régimen De facto), sino muy riesgosa.

Ésto no le importaba a Don Raúl, lo hizo en contra de toda amenaza o advertencia: No se equivocó.

En el año 1982 el Régimen autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional" encabezado por el Gral. Leopoldo Fortunato Galtieri, decide encarar la recuperación de las Islas Malvinas, en un manotazo de ahogado por recuperar la legitimidad de su gobierno, más que por un interés genuino en los intereses de nuestro país.

En esa cruzada se plegó gran parte de la Dirigencia Política Nacional, con excepción de una persona: Don Raúl; él creía, y sostenía que era imposible estratégica y materialmente lograr la recuperación de las Islas, pero dicha posición no provenía de la falta de interés o patriotismo, sino de la lúcida y acertada visión de los acontecimientos, donde realmente era imposible que dicha guerra culminara con éxito, sería un derroche de recursos materiales y más importante aún, de vidas humanas, vidas de personas de 18 años con escasa instrucción militar y, con un contexto internacional nada favorable: No se equivocó.

En las primaveras de la Democracia, fué elegido presidente el 30 de octubre de 1983. Su presidencia fué ejercida con la mirada de un verdadero estadista.

Cuando decimos estadista lo decimos como contraposición a demagogo. Un demagogo hace "lo que dice la gente" (en realidad quienes sostienen éstos discursos asignan a la gente prioridades que son de ellos mismos). Un estadista hace lo que debe hacer, sostenido por una mirada en el largo plazo y en el progreso general.

 Así como Domingo Faustino Sarmiento no "consultó a la gente" para desarrollar un sistema educativo único en Latinoamérica por aquella época; como tampoco el Dr. René Favaloro desarrolló sus avances en cirugía cardiovascular en base a sus "charlas con los vecinos"... lo hicieron desde sus convicciones y aún en contra del sentido común (que suele ser el menos común de los sentidos), por usar una expresión doméstica "jugaron en soledad" y tomaron decisiones que debían tomarse, con sabiduría y templanza, que nos permiten hoy en día gozar de los beneficios del sistema educativo Sarmientino y de los avances del ByPass cardiaco del Dr. Favaloro.

La presidencia de Don Raúl tuvo ésta cualidad, "la mirada del estadista"; con esa mirada propuso y llevó adelante el juicio a las Juntas, el Congreso Pedagógico de 1984 e iniciativas deseables, pero con mucha oposición de sectores de poder, como la Ley de Divorcio Vincular en 1987. 

Fueron desafíos difíciles y solitarios, pero tampoco se equivocó.

Ya culminada su presidencia, y como uno o el principal líder de la UCR, siguió con la misma mirada y actitud. Lejos de dejarse tentar por la demagogia o el facilismo, y dejando de lado sus extremas y opuestas visiones con el Dr. Carlos Menem, evitó "la grieta", podría haber criticado desde la vereda de enfrente, pero apeló al diálogo sensato y constructivo para pactar en Olivos una Reforma Constitucionanecesaria...NO GRITÓ, NO INSULTÓ: habló, dialogó y acordó. Éstas son las herramientas que la democracia lícitamente propone a sus actores. De esa Reforma Constitucional surgieron propuestas como la Incorporación a la misma de los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos, la adhesión al Pacto de San José de Costa Rica y otras cuestiones: No se equivocó.

Por ésto, por su ejemplo, y por recordar su imágen cada vez que las cosas se complican, nos permitimos siempre tenerlo presente.

Marcos Zubiri - UCR SALADILLO

Copyright © 2015 | La Síntesis - El primer diario digital de Saladillo