Internacionales 17/09/2025
A partir del comienzo del próximo año lectivo
Suecia implementará a partir del comienzo del próximo año escolar, en septiembre de 2026, una prohibición nacional de teléfonos móviles en todas las escuelas y clubes extraescolares, una medida que busca mejorar la seguridad, el clima pedagógico y también responder a una creciente preocupación por la salud física y mental de niños y adolescentes.
La normativa obligará a que los centros recojan los teléfonos al comienzo de la jornada y los devuelvan únicamente al final del día, afectando a estudiantes de entre 7 y 16 años. La decisión se enmarca dentro de un paquete de reformas educativas que incluye cambios en el plan de estudios, en el sistema de calificaciones y en la capacitación docente.
"Lo que presentamos hoy es una inversión presupuestaria histórica en las escuelas y la mayor agenda de reformas en más de 30 años", sostuvo la ministra de Educación y Escuelas, Simona Mohamsson, dirigente del Partido Liberal. El presupuesto prevé destinar 95 millones de coronas en 2026 y 100 millones el año siguiente para implementar la prohibición y acompañar los cambios pedagógicos.
Aunque la mayoría de las escuelas suecas ya restringen los dispositivos, las autoridades reconocen que los estudiantes han encontrado formas de evadir las reglas, desde entregar un aparato falso hasta alegar que el suyo estaba roto. Por eso, la intención oficial es imponer una normativa uniforme y obligatoria en todo el país.
La medida se complementa con un enfoque más amplio impulsado por el ministro de Salud Pública, Jakob Forssmed, quien advirtió sobre los efectos del uso excesivo de pantallas en la infancia. Según explicó, la dependencia tecnológica está vinculada con un deterioro en el desarrollo de habilidades físicas y cognitivas básicas: "Los estudiantes suecos están sufriendo un declive en sus capacidades debido al tiempo excesivo frente a las pantallas. Incluso vemos enfermedades vinculadas al sedentarismo que antes se manifestaban solo en adultos mayores". Forssmed mencionó, como ejemplo, que cada vez menos chicos son capaces de realizar actividades simples como trepar un árbol o caminar hacia atrás, lo que refleja un retroceso en el desarrollo motor.
En paralelo, la Agencia de Salud Pública publicó nuevas recomendaciones sobre el uso de pantallas: los menores de dos años no deberían estar expuestos a ninguna; entre los 2 y los 5 años, el máximo sugerido es de una hora diaria; entre los 6 y los 12, hasta dos horas; y en la adolescencia, entre dos y tres horas. Sin embargo, la realidad dista mucho de esas cifras: los jóvenes de entre 13 y 16 años pasan en promedio seis horas y media al día frente a pantallas, sin contar el tiempo en la escuela.
Suecia no es el único país que endurece sus regulaciones. Dinamarca anunció este año una prohibición de teléfonos en escuelas y clubes juveniles tras un informe oficial que recomendó también desalentar el uso de smartphones antes de los 13 años. Noruega fijó una edad mínima de 15 años para las redes sociales, denunciando a las grandes tecnológicas por competir directamente con la salud mental de los más chicos. En los Países Bajos, donde desde 2024 rigen lineamientos que limitan los dispositivos en el aula, tres de cada cuatro escuelas secundarias reportaron mejoras en la concentración de sus estudiantes, y un 28% registró incluso progresos en los resultados académicos. Francia, por su parte, endureció en septiembre su restricción de teléfonos en los colegios secundarios.
En ese contexto regional, Suecia busca liderar un cambio cultural que trascienda el ámbito escolar. "Durante demasiado tiempo, los celulares inteligentes y otras pantallas entraron en todos los aspectos de la vida de nuestros hijos", advirtió Forssmed. El desafío, subrayan las autoridades, es que la tecnología deje de ser una presencia constante y empiece a ocupar un lugar más equilibrado en la vida de las nuevas generaciones.
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