Nacionales 16/06/2025
Una causa que Bullrich no logra manejar a su gusto
Con la excarcelación denegada, y con una causa que por ahora marcha a contramano de los deseos de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la situación del policía federal Facundo Aguilar Fajardo, acusado del crimen de Thiago Correa en Ciudad Evita, aparece cada vez más complicada. De no haber modificaciones imprevistas, el oficial deberá seguir preso a la espera de que la Justicia defina su posible procesamiento acusado como mínimo por homicidio con dolo eventual, una figura que podría llevarlo hasta los 25 años de prisión. En paralelo, la fiscalía también investiga las circunstancias del asalto previo sufrido por el efectivo y su madre, aunque por ahora sin conexiones procesales con la balacera de once tiros que alcanzó a Thiago y a Brandon Corpus, asesinado por la espalda por el policía que actuaba fuera de servicio.
Los caminos judiciales se rigen por señales. De cada fallo o resolución se desprenden, además de sus consecuencias concretas, una serie de indicios a partir de los que puede comenzar a anticiparse el rumbo de una causa. La semana pasada, la Justicia tuvo la oportunidad de hacerle un guiño a la defensa de Fajardo y al ministerio, otorgándole la excarcelación para seguir su proceso judicial fuera de prisión. No lo hizo: el juez de garantías Ruben Occhipinti denegó el pedido del policía, amparándose principalmente en la expectativa de pena de 8 a 25 años de prisión que establece la acusación provisoria, y refrendando, al menos por ahora, la carátula de la causa.
Así, Fajardo deberá esperar en prisión el siguiente hecho importante de la investigación: la definición de su posible procesamiento, que casi con seguridad el fiscal Diego Rulli pedirá bajo las mismas imputaciones por las que el efectivo está detenido hasta ahora, y que el juez deberá confirmar o rectificar. El efectivo está imputado por varios delitos entre los que se cuentan el "homicidio con dolo eventual" del niño de 7 años --la Justicia entiende que, por las circunstancias en las que ocurrió el hecho, el oficial debió figurarse la posibilidad de matar-- y por homicidio en exceso de legítima defensa en el caso de Corpus y en grado de tentativa con los otros tres jóvenes, a los que disparó por la espalda mientras huían.
En torno a la investigación, sin embargo, hay quienes empiezan a plantear preguntas sobre la posibilidad de que la acusación incluso pueda agravarse más: ¿esos disparos por la espalda no podrían encuadrarse, sin más, en la figura del homicidio doloso?; y de ser así, ¿no entrarían a jugar la posibilidad de agravantes como el uso de arma de fuego o la alevosía, que subirían la pena incluso hasta una posible perpetua?; ¿dónde quedaría entonces la "legítima defensa"?
Este diario pudo saber que la estrategia de defensa del policía, que sigue la línea oficial del ministerio, tuvo leves aunque significativas modificaciones entre la primera y la segunda indagatoria a las que fue sometido. En el medio de las dos se confirmó la muerte de Thiago y el posterior cambio de acusación, lo que llevó a que el oficial concentrara su segunda declaración a echarle la culpa de los hechos a los cuatro jóvenes que lo asaltaron y a la imposibilidad de haber visto a Thiago en el momento de la balacera: "Si no hubiese sido por estos cuatro delincuentes, que querían matar a mi madre y a mí, no hubiese actuado y hoy Thiago estaría vivo", dijo el oficial, que agregó que "en ningún momento se me pasó por la cabeza que a 200 metros iba a estar un nene".
Los pedidos de peritajes a cargo de la defensa también dan indicios. Sus abogados pidieron realizar una reconstrucción detallada del momento del hecho a la misma hora en que ocurrió, alrededor de las 23.30 de un miércoles. El pedido aparece argumentado bajo la necesidad de "demostrar que en ese horario no hay personas pasando por esas calles y la baja iluminación que hay". La búsqueda apunta a desacreditar uno de los principales argumentos por el que la Justicia determinó el cambio de caratula hacia el homicidio con dolo eventual, al considerar que precisamente por el lugar y el horario en el que el oficial efectuó la balacera --una avenida con paradas de colectivo y en una hora en la que todavía circula gente--, debió representarse lo que podía ocurrir.
Remanido, otro de los argumentos que enarbola la defensa es la ya gastada "teoría del rebote". Aunque pasó desapercibido por debajo del insólito pedido para que el fiscal Rulli inculpara a los cuatro jóvenes por el homicidio del niño pese no a haber disparado, la ministra Bullrich volvió a utilizar esa teoría durante sus declaraciones públicas en torno al caso: "Una bala sigue su recorrido y cuando se hagan las pericias seguramente se vea que rebotó", dijo la funcionaria con el mismo argumento que utilizó en el caso de Pablo Grillo.
La "teoría del rebote" puede rastrearse incluso en casos anteriores y en boca del abogado Fernando Soto --hoy mano derecha de Bullrich en el ministerio--, que la utilizó con menor y mayor éxito respectivamente al defender a los tres policías porteños que asesinaron a Lucas González y al policía Luis Chocobar. En el primer caso, el abogado no logró impedir las perpetuas para los tres agentes, mientras que en el segundo consiguió reducir la pena a dos años de prisión bajo la figura de exceso en el cumplimiento del deber, aunque en un fallo que luego fue revocado y ahora está a la espera de un nuevo juicio. Los peritajes de la bala que mató a Thiago todavía están en marcha y aún no se conocen sus resultados.
En paralelo a la investigación por las dos muertes, la causa también se sigue para los tres jóvenes sobrevivientes de la balacera, en este caso por el intento de robo a Fajardo y su madre. Uriel Alexis Montenovo y Uriel Emanuel Leiva también fueron heridos por las balas del policía, mientras que Joaquín López fue apresado la semana pasada en Ciudad Evita. Los jóvenes siguen detenidos y están imputados por el robo agravado por la utilización de un arma de utilería, aunque sin conexión causal con el homicidio de Thiago que por ahora, al menos mientras la Justicia resista la presión del ministerio, seguirá bajo responsabilidad de Fajardo. Bullrich ya dijo públicamente que está "indignada" con la actuación de Rulli.
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