Nacionales 21/11/2025
Cayó ante Alemania por 2-1 en una apretada serie de cuartos de final
"Argentina tiene calidad para ganarlo todo". Las palabras de Michael Kohlmann, el capitán de Alemania, no estaban alejadas de la realidad. La sensación es que el equipo nacional perdió una oportunidad histórica: se despidió de la Copa Davis en los cuartos de final del Final 8 tras perder 2-1 con los germanos en una infartante definición en el punto de dobles, pasada la una de la madrugada en el estadio cubierto SuperTennis de Bologna, en Italia.
Horacio Zeballos, número cinco del mundo y campeón este año en Roland Garros y en el US Open, y Andrés Molteni (25°), ex top 10 y un ladero a la altura de las circunstancias, no pudieron cerrar un partido que bien habría merecido un empate: fue 4-6, 6-4 y 7-6 (10) contra la dupla alemana formada por Kevin Krawietz (11°) y Tim Puetz (11°), después de haber salvado cuatro match points en contra y haber contado con tres a favor.
Dos horas y media de disputa, con un epílogo que no arrojaba ganador aparente y que sólo se quebró por escasos milímetros: recién en el quinto match point Alemania selló el triunfo con un passing shot de drive paralelo por parte de Puetz, quien se jugó una cruzada y encontró un pique con la pelota más afuera que adentro de la línea. Milímetros. Ni más ni menos.
Argentina había llegado al encuentro definitorio tras los dos primeros puntos de singles: Tomás Etcheverry (60°) había abierto la serie con un triunfo ante Jan Lennard Struff (84°) por 7-6 (3) y 7-6 (7), mientras que Francisco Cerúndolo (21°) había caído 6-4 y 7-6 (3) en el duelo de números uno contra Alexander Zverev, tercer jugador del ranking mundial y figura máxima del Final 8 de la Davis tras las bajas del español Carlos Alcaraz (1°) y el italiano Jannik Sinner (2°).
El dolor se apoderará durante días en las entrañas del plantel comandado por el capitán Javier Frana, en una temporada debut que lo tuvo como el gran conductor. Con la concreción del regreso de Zeballos, el número uno mundial marginado el año pasado por caprichos del ex capitán Guillermo Coria y de la cúpula de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), comogran logro inicial. Con triunfos de visitante ante Noruega en Oslo y frente a Países Bajos en Groningen entre los resultados deportivos para llegar a Bolonga como el único país no europeo en la pelea por la ensaladera. Con una sinergia que llevaba tiempo sin aparecer en el clima del equipo argentino.
Copa Davis Molteni y Zeballos, tan cerca y tan lejos. (OMAR R.)
El temple y la palabra de Frana hicieron sentir que Argentina estaba para luchar, en las puertas de la que habría sido la primera clasificación a semifinales del mundo en 9 años, precisamente desde aquel glorioso 2016 en el que Juan Martín Del Potro y compañía conquistaran la única Davis de la historia. No era para menos. Basta con observar, con detenimiento, la mirada y el semblante de Zverev durante los instantes definitorios del punto de dobles. La tensión era absoluta, incluso para un hombre que llevaba tres años sin jugar la Copa Davis para su país, pero que sabía todo lo que estaba en juego: la oportunidad de continuar el camino como candidato.
La oportunidad, por cierto, se avizoraba muy palpable. De pasar a Alemania, Argentina emergía como gran candidato a vencer en semifinales a España, sin Alcaraz, que había eliminado a uno de los cucos: República Checa. Del otro lado, en la otra llave de semifinales, estaban Bélgica, en los papeles también inferior a la Argentina, y el local Italia, sin Sinner ni Lorenzo Musetti, un bicampeón mermado que ilusionaría al equipo albiceleste en una eventual final del próximo domingo.
Ganar o perder, en definitiva, resulta sólo una contingencia. "Queremos ganar, pero nadie va a morir", había deslizado Frana en el inicio de su ciclo como capitán, a principios de este año. El rafaelino de 59 años, habitual jugador de la vieja Copa Davis, llegó con un mensaje componedor, pacifista, alejado del dramatismo que suele apoderarse de la atmósfera deportiva en la Argentina, con el objetivo claro de alcanzar el resultado pero sin la asfixiante exigencia de ganar. Porque, sobre todo en un deporte como el tenis, se gana o se pierde por escasos milímetros, los mismos que esta vez favorecieron a una potencia como Alemania y que lo depositaron en una semifinal del mundo.
copa davis Los milímetros que marginaron a la Argentina del sueño copero. (Captura)
Argentina no tenía calidad para ganarlo todo. Argentina tiene calidad para ganarlo todo. Hubo presente, porque la sensación es de tristeza pero con una certeza de haber competido como un candidato. Y habrá futuro, porque el proyecto de Frana, con su propio diferencial y con el aporte de un referente de elite como Zeballos, reconocido por cada integrante como un líder espiritual, encontrará una continuidad con base en la coherencia. Ya ningún jugador con méritos se quedará afuera del plantel por singularidades extradeportivas, como ocurrió con el marplatense de 40 años la temporada pasada. Ya no habrá cruces internos. Ya no habrá miserias, al menos siempre que se trate de la pelotita amarilla.
Las palabras del capitán alemán Kohlmann, entonces, serán un disparador. Con los Qualifiers de febrero de 2026 en la mira, a la espera del rival que conocerá en el sorteo de este domingo para la serie de formato local-visitante , Argentina tendrá una certeza: está para ganar.
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