Nacionales 21/08/2025
Polémica en Francia sobre la falta de controles en las plataformas de video
Raphaël Graven --alias "Jean Pormanove" en internet, 46 años- era un streamer francés que murió en cámara durante un vivo que duró 289 horas, en el que horas antes había sido maltratado físicamente, humillado y golpeado -ante 10.000 espectadores-- por otros influencers con quienes hacía esa clase de videos que los volvieron populares en la plataforma Kick (patada en inglés). No es que hay colapsado durante los golpes: murió mientras dormía en una cama grande con la cámara encendida. Uno de los que lo habían golpeado estaba en esa cama, despertó y comenzó a arrojarle unas botellas de agua mineral para despertarlo. Como Pormanove no reaccionaba se acercó a tocarlo y hablarla. Al darse cuenta de que acaso estaba muerto, apagó la cámara. Efectivamente, había muerto en vivo.
Esto ocurrió el lunes pasado por la noche en Contes, cerca de Niza, y la policía lo está investigando. La gracia consistía en que Owen Cenazandotti (26 años, alias Naruto), Safine Hamadi (23, alias Safine) y un tercero llamado Coudoux -a veces se sumaban otros "ayudantes"- lo agarraran a golpes con guantes de boxeo a Pormanove, se le abalanzaran encima, lo abofetearan, lo insultaran y humillaran arrojándole pintura mientras se reían de él. Además le hacían ahorcamientos, o acaso simulaciones de tal cosa. Pormanove aparentemente permitía todo pero gritaba como si lo estuviesen matando. Falta investigar cuál era su condición psicológica para determinar si de alguna manera, estaba coaccionado o era manipulado, o acaso los victimarios aprovechaban una vulnerabilidad. Desde el lado del público, la "gracia" era disfrutar del espectáculo del live-bullying y la violencia directa contra una persona indefensa por la razón que fuese. Algunos incluso pagaban. Además, la plataforma Kick les pagaba a los participantes de esos videos, otra polémica aparte.
Ante la muerte de Pormanove, Naruto posteó: "Mi hermano, mi acólito, mi compañero (...) Te quiero, hermano, te vamos a echar de menos", postea Naruto.
La policía ya interrogó a los dos principales implicados -de momento como testigos-- y confiscó videos, indicó el fiscal Damien Martinelli: "Se realizaron varias entrevistas con personas presentes en el momento de la muerte sin arrojar pistas sobre su causa", detalló. Se ordenó una autopsia para el jueves.
El contexto no es auspicioso para los maltratadores de Pormanove: ya habían sido investigados en diciembre por denuncias de malos tratos y humillaciones a personas vulnerables en videos pagos en línea. Naruto y Safine habían sido detenidos e interrogados en enero. Justamente, la denuncia había sido hecha por un tercero a partir de los video y el mismo Pormanove fue interrogado como presunta víctima de malos tratos, quien dijo que los videos "estaban amañados, destinados a generar notoriedad y ganar dinero". En este caso, Coudoux también estaba en el lugar de la "victima" para los jueces, pero tanto él como Pormanove dijeron que todo fue consentido. Coudoux declaró que llegó a ganar hasta 2.000 euros al mes por su participación, mientras que Pormanove mencionó sumas de 6.000 euros obtenidos gracias a contratos con plataformas de streaming. "Ambos afirmaron que nunca resultaron heridos, que eran libres de entrar y salir, y de tomar sus propias decisiones", explicó el fiscal. También rechazaron someterse a exámenes médicos y psiquiátricos. Pormanove tenía 582.000 seguidores en TikTok.
La plataforma australiana Kick en la cual se transmitían estos videos quedó en el ojo de la tormenta y anunció que todos los co-streamers implicados en el evento fueron expulsados de las transmisiones mientras dure la investigación. Además dicen estar haciendo "una reevaluación completa" de su contenido en Francia. Esta plataforma es considerada menos estricta en sus normas de uso que su competidora más conocida, Twitch (esta es su estrategia para quitarle usuarios a la otra). La Liga de Derechos del Hombre denunció en enero pasado "la moderación laxa" de la plataforma Kick "con la ambición de competir con Twitch y para atraer los streamers, la plataforma promete una moderación más flexible (...) donde los actos violentos y las declaraciones odiosas son moneda corriente".
La ministra adjunta de Inteligencia Artificial y Tecnología Digital de Francia, Clara Chappaz, posteó en X que "la muerte de Jean Pormanove y la violencia que sufrió son absolutamente horribles". Agregó que se está haciendo una investigación judicial y que había remitido el asunto al regulador de comunicaciones digitales y audiovisuales Arcom y presentado un informe a Pharos, el portal de Internet francés para informar sobre contenidos ilícitos en la web. "La responsabilidad de las plataformas en línea por la difusión de contenido ilegal no es opcional, es la ley", afirmó.
Yassin Sadouni, abogado de uno de los dos "compañeros" de Pormanove declaró a la televisión que la víctima tenía problemas cardiovasculares y que la violencia en los videos era simulada: "Todas esas escenas son solo montajes, siguen un guion".
El caso de la plataforma coco.fr es emblemático: este año fue clausurada por los controles franceses luego de miles de denuncias por difundir material de pederastia y proxenetismo. Se había hecho conocida porque mediante esta plataforma, Dominique Pelicot reclutó hombres para que violaran a su esposa Gisèle Pelicot mientras dormía drogada.
En diálogo con Página/12, Ingrid Sarchman -Lic. en Ciencias de la Comunicación, docente e investigadora en UBA, UNLP y UTDT-- explica que la espectacularización del sufrimiento ajeno es una práctica usual ya desde el Medioevo cuando los castigos se ofrecían como espectáculo en las plazas: "en el fondo esto no es nada nuevo, en todo caso impacta por la llegada mundial y en simultáneo, y porque nos consideramos 'modernos' y rechazamos esas prácticas medievales". Según Sarchman, el trasfondo de este fenómeno tiene varias capas:
--Por un lado que ante la evidencia de la muerte, nos horrorizamos. Hay un episodio de la última temporada de Black Mirror que toca ese tema, La exhibición de la humillación como espectáculo y la posibilidad de que sea monetizado. Y por el otro lado, las consecuencias que traería este tipo de humillación. Sin embargo, en este mundo del espectáculo, eso mañana será olvidado porque habrá otra persona que correrá un poco más los límites de lo exhibible.
--Algo similar pasa con cierto exhibicionismo sexual.
--Hace 15 años, la difusión de un video íntimo provocaba, por lo menos, vergüenza y humillación ante la mirada externa. En 2012, Florencia Peña fue víctima de un hacker que, al tener acceso a su computadora, difundió un video de ella y su marido teniendo sexo. Eso fue realmente un problema. Pero 13 años después, muchas personas suben esos videos de manera voluntaria. Cuando uno piensa cómo la gente se expone en los medios en general, no importa tanto quedar en ridículo, sino mostrarse. Es verdad que las redes sociales nos acostumbraron a ver y a exhibir nuestra intimidad, pero en sus inicios, se mostraba, preponderantemente, la cara más luminosa y exitosa. En estos casi veinte años, las audiencias se acostumbraron tanto a consumir intimidad ajena, que no queda más opción que subir la apuesta cada vez más. La exhibición de la humillación como género es interesante porque por un lado, confirma que la exhibición de las miserias, aumenta el interés morboso del público. Y por el otro, refuerza la idea de que no hay mala publicidad. Lo importante es no pasar desapercibido, multiplicar las visualizaciones al infinito.
--Lo grave es que la exposición máxima, Pormanove la alcanzó con su propia muerte, si es que efectivamente murió resultado de los maltratos.
--Esta es la tercera cuestión. Porque uno podría decir que del ridículo se vuelve, incluso del peor ridículo, pero de donde no se puede volver es de la muerte. Yo me pregunto ¿cómo se juzgará este caso? ¿Con qué código penal se juzgará esta exhibición de atrocidades? Y me pregunto si efectivamente el sistema judicial está preparado para pensar estos delitos. El crimen "tradicional" --con muchas comillas-- implica un culpable, una escena y una causa que se expondrían en un juicio. Pero frente a este tipo de muertes, ¿el sistema judicial contemporáneo sigue funcionando? ¿quién es el culpable? ¿es la sociedad? ¿es la instigación? ¿es la propia víctima que se prestó al juego previo? ¿cómo se penaliza esta muerte? La paradoja es que la creciente espectacularización de las sociedades nos muestra la cara más cruda y cruel de la naturaleza humana.
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