22 de agosto de 2025

Provinciales 22/08/2025

Violencia en Avellaneda: Independiente con Universidad de Chile terminó en caos

Heridos y críticas cruzadas

El partido por los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile, disputado el miércoles 20 de agosto en el estadio Libertadores de América, terminó en un escándalo que volvió a poner en el centro del debate la seguridad en el fútbol sudamericano. La violencia desatada en la tribuna visitante obligó a cancelar definitivamente el encuentro y dejó un saldo de al menos 19 heridos, tres de ellos de gravedad y más de un centenar de detenidos. Mientras todo esto ocurría, el presidente del Club Atlético Independiente, Néstor Grindetti, mostraba su preocupación por los baños rotos. 

El segundo tiempo apenas comenzaba cuando se iniciaron los destrozos; asientos arrancados y arrojados al campo de juego, incendios en la tribuna, enfrentamientos cuerpo a cuerpo y caídas desde las gradas. La situación que, rápidamente se tornó incontrolable, reveló fallas en el operativo de seguridad y la ausencia de medidas preventivas que hubieran evitado una tragedia mayor.

Bullrich "le tiró la pelota" a Kicillof

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, salió al cruce con declaraciones fuertes contra el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, a quien calificó de "inútil" y responsabilizó por el operativo fallido.

Sin embargo, su reacción fue leída por muchos como una estrategia para "tirar la pelota" y desviar la atención del propio rol del Gobierno nacional en la planificación de la seguridad en eventos internacionales de esta magnitud. El operativo involucraba fuerzas provinciales, pero también exigía coordinación con el Ministerio de Seguridad de la Nación y con Migraciones, responsables de autorizar e ingresar a los hinchas visitantes.

Mientras Bullrich centraba su discurso en las fallas de la Provincia, evitó mencionar que la Nación había habilitado el ingreso de miles de hinchas chilenos sin un esquema de control diferencial y que tampoco se activaron protocolos nacionales de seguridad deportiva que suelen aplicarse en partidos de alto riesgo.

Así, el mensaje oficial quedó marcado por el cruce político, en lugar de una autocrítica sobre la responsabilidad compartida en un operativo que terminó desbordado.

La Conmebol, otra vez en la mira

La Conmebol emitió un comunicado condenando la violencia y prometió actuar con "la mayor firmeza" a través de su Comisión Disciplinaria. Sin embargo, la postura del organismo volvió a despertar críticas por su rol pasivo en la prevención ya que no  exigió y solo sugirió protocolos de seguridad más estrictos antes de autorizar el encuentro. La definición de suspensión y posterior cancelación del partido llegó tarde, cuando la violencia ya había escalado, sin mencionar la escasa previsión de escenarios de riesgo, ya que se permitió ubicar a la hinchada visitante en un sector sin medidas de contención adecuadas.

El organismo continental vuelve a exhibir un patrón conocido, rapidez para sancionar después de los hechos, pero ausencia de mecanismos eficaces de anticipación y control.

Un problema estructural

Los incidentes en Avellaneda dejaron al desnudo una triple responsabilidad, el operativo fallido de las autoridades locales, el desentendimiento de la Nación en la coordinación, y la falta de prevención de la Conmebol.

Más allá de las chicanas políticas y las promesas de sanciones, el caso expone la necesidad urgente de reformular de raíz la planificación y supervisión de los eventos internacionales de fútbol en Sudamérica, de lo contrario, la región seguirá atrapada en un círculo de violencia, improvisación y tragedias evitables. 

Por Mariángeles Zanazzi

Imagen EFE - Página 12


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