7 de octubre de 2025

Internacionales 07/10/2025

Dos años de exterminio que permiten a Israel perpetuar su presencia en Gaza y cambiar el orden de Oriente Medio

El plan de paz de Trump y el futuro de la Franja

Las negociaciones para implementar el plan de paz de Donald Trump en Gaza marchan contrarreloj, esta vez con esperanza de alcanzar alguna salida pese a las incertidumbres que plantea la propuesta. Pero ni la liberación de los 48 rehenes israelíes aún en manos de Hamás, vivos y muertos, ni el desarme de las milicias palestinas, ni siquiera la poco creíble retirada militar israelí contemplada en el plan podrán ocultar la obliteración de un pueblo fraguada en casi ocho décadas de ocupaciones y crímenes de guerra, que culminaron con el genocidio de 67.160 gazatíes desde que estalló esta crisis el 7 de octubre de 2023.

"Me han dicho que la primera fase debería completarse esta semana, y les pido a todos que actúen con rapidez... ¡El tiempo es crucial o se producirá un derramamiento de sangre masivo, algo que nadie quiere ver", indicó el presidente estadounidense en su red Truth Social en la noche del domingo, al comentar la puesta en marcha de su plan de paz de veinte puntos que las partes han aceptado, aunque a regañadientes.

Pese a este tono, que suavizó las amenazas de "aniquilación total" y de desatar un "infierno" sobre Hamás lanzadas pocas horas antes si no se atenía a su plan, Trump olvidaba oportunamente que el "derramamiento de sangre masivo" no se había detenido y que, desde que hace una semana anunciara su programa para detener la guerra, han muerto varios cientos de gazatíes más bajo las bombas israelíes. Todo ello a pesar del compromiso de Tel Aviv ante la Casa Blanca de bajar la intensidad de sus ataques y pasar a una fase militar "defensiva".

Solo este lunes, por primera vez en meses de devastadores ataques, se ralentizó la masacre diaria que tiene como principal objetivo la población civil en Gaza. No era para menos, pues comenzaban en El Cairo las negociaciones entre Israel y Hamás, intermediadas por Estados Unidos, Egipto y Catar para poner en marcha el plan de Trump y, en primer lugar, asegurar la liberación de los cautivos israelíes y su intercambio por presos palestinos.

Se acaba el tiempo

De cara a estas negociaciones, está en vilo la fijación de fechas para recuperar a los rehenes y la aceptación por parte de Hamás de su rendición de facto, además de un principio de acuerdo sobre la extensión del despliegue israelí en Gaza una vez que se alcance el alto el fuego. Y se acaba el tiempo. Trump volvió a señalar que no esperará "ni horas ni mucho menos semanas" para que se llegue a un acuerdo.

Como mal menor y, viendo que los cautivos son su mayor mancha ante la opinión pública internacional, Hamás ha aceptado la devolución de la veintena de rehenes vivos y de los cuerpos que aún obran en su poder. Ante la inminencia de su desmantelamiento como grupo paramilitar y su execración de la vida política palestina, la liberación de los rehenes no es la mayor preocupación de la milicia palestina, cuyo exterminio sigue demandando el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

¿Dónde irá el ejército israelí?

La parte más complicada de la negociación reside en la forma en que permanecerá el ejército israelí en Gaza. Hamás exige su total retirada, pero Israel ya ha dicho que ejercerá su control militar sobre al menos parte de la Franja para "garantizar" la seguridad israelí. Y Trump lo ha aceptado.

La propuesta del presidente estadounidense incluida en su plan de paz para que con el tiempo se pudiera abordar con Israel la creación del Estado palestino ya no se menciona, después de que Netanyahu, el mejor aliado de EEUU en Oriente Medio, se negara siquiera a considerar tal posibilidad.

La presión internacional solo se centra en la liberación de los rehenes y lo demás ya se andará. En realidad, nadie se cree que Tel Aviv se quedará en las franjas delimitadas por la Casa Blanca, es decir en los bordes de Gaza. Israel no va a renunciar a la capacidad de ahogar de nuevo, como ha hecho desde hace muchos años, a la Franja o utilizar esas áreas como cabeza de puente de nuevas invasiones. Netanyahu lo ha repetido una y otra vez desde que se anunció el plan: Israel mantendrá el control militar de Gaza.

¿Cómo retornarán los gazatíes a sus hogares?

La cuestión del despliegue israelí en Gaza no solo afecta a la seguridad del país invasor. La permanencia de abundantes tropas israelíes en Gaza impedirá, a su vez, la vuelta a sus hogares de los gazatíes. Hogares que han sido destruidos en más de un 90% y que ya se ofrecen a reconstruir varios países árabes. Pero si siguen allí las fuerzas israelíes o éstas tienen bajo control el acceso a Gaza, convertida de nuevo en un inmenso campo de concentración, poco se podrá hacer para la recuperación del territorio palestino. Salvo, claro está, que se ponga en marcha aquel plan presentado también por Trump hace unos meses y que apostaba por convertir Gaza en un inmenso resort turístico de lujo internacional.

Tampoco hay seguridad de que el resto de puntos del plan de Trump se acaben cumpliendo, por ejemplo el establecimiento de un gobierno palestino después de que termine sus funciones la junta provisional propuesta por el presidente de EEUU y que encabezaría el propio mandatario y quizá el ex primer ministro británico Tony Blair, ambos rodeados de "tecnócratas" palestinos venidos de cualquier otra parte del planeta, salvo de la propia Gaza.

Dos años de exterminio de un pueblo

Son demasiadas incógnitas justo cuando se cumplen dos años desde que el 7 de octubre de 2023 Hamás lanzara su mortífera incursión en territorio israelí que acabó con la vida de 1.200 personas y secuestro a otras 251. La respuesta de Israel, como se ha ido viendo, no tenía solo el objetivo de castigar a Hamás y recuperar a los rehenes. La intención, cada día más clara, era arrasar Gaza y sentenciar en sus ruinas bombardeadas el futuro de ese Estado palestino.

Con ese objetivo, Netanyahu no dudó en poner en marcha una maquinaria de limpieza étnica destinada a la erradicación de los gazatíes de las principales ciudades, con la creación de campamentos donde hacinar a buena parte de los 2,3 millones de palestinos que habitaban la franja antes de la debacle (campamentos sometidos a continuos ataques israelíes).

Israel, que se considera a sí mismo el único estado democrático de Oriente Medio, lanzó para completar esa limpieza étnica una campaña de matanzas premeditadas de población civil (más de 20.000 niños masacrados remarcan su efectividad), ataques sistemáticos contra hospitales, sanitarios, trabajadores humanitarios, escuelas y especialmente contra la prensa, con más de 250 periodistas asesinados. Para completar este panorama apocalíptico, bloqueó la entrada de la ayuda humanitaria a la Franja y provocó intencionalmente una hambruna con pocos precedentes en la región.

Tras el genocidio, ¿seguirá existiendo Gaza?

El plan de Trump no contempla una eventual anexión israelí de Gaza y menos aún del otro territorio palestino, Cisjordania, ya asediado y ocupado en buena parte desde 1967 a pesar de todas las resoluciones emitidas por el Consejo de Seguridad de la ONU para que Israel abandone esos asentamientos y deje de alentar la entrada de colonos ilegales judíos.

Sin embargo, Israel actúa con toda impunidad, con el beneplácito de gran parte de la clase política y oligárquica estadounidense. Mientras, Europa mira hacia otra parte, encabezada por una Alemania desquiciada por la herencia de la Segunda Guerra Mundial y su propio genocidio de un pueblo, el judío, que hoy día se ha convertido en verdugo.

Por eso hay tanta desconfianza por parte de los palestinos ante lo que pretende hacer Israel con su anunciada permanencia de sus fuerzas armadas dentro de los límites de Gaza, bendecida por Trump. Por si no quedara claro, el jefe del Estado Mayor del Ejército judío, Eyal Zamir, recordó este domingo la estrategia inamovible de Tel Aviv.

Este general resaltó que las tropas israelíes están listas para cualquier contingencia, al margen de las negociaciones. "Debemos mantenernos alerta y listos para la defensa, y estar preparados para reanudar el combate en cualquier momento", dijo Zamir.

A continuación reiteró la orden de Netanyahu: las fuerzas armadas israelíes tendrán "el control operativo sobre las zonas de avanzada, lo que permitirá plena libertad operativa y la capacidad de regresar a cualquier lugar". Es decir, que de la demanda de Hamás de retirada total israelí de Gaza nada de nada.

Cambiar Palestina, cambiar Oriente Medio

"Hace dos años, experimentamos el día más oscuro de nuestra historia y no tenemos ninguna intención de volver a los tiempos anteriores al 7 de octubre de 2023", agregó Zamir. "Las fuerzas de defensa de Israel están remodelando la realidad a lo largo de Oriente Medio. Nuestros militares no solo contienen las amenazas, sino que golpean con fuerza y eliminan a los enemigos en todos los frentes", subrayó.

No podía decirlo con más transparencia. El futuro de Gaza, de Cisjordania, de Líbano, Siria y el resto de la región está supeditado a la seguridad de Israel y a su impunidad para decidir cuál será el futuro de los palestinos, en primer lugar, y de los vecinos árabes y persas, en segundo.

En estos dos años de operación militar en Gaza, se ha visto cómo Israel también invadía el Líbano para aplastar a Hizbulá, aliado de Hamás, atacaba Siria, ayudando al derrocamiento del dictador Bachar al Asad, y bombardeaba Irán ayudado por EEUU. Todo con la seguridad de que nadie haría nada en Occidente para frenar el supremacismo militar judío.

Las proclamas de Trump para hacer cumplir su plan de paz se van definiendo como una hoja de ruta destinada, primeramente, a recuperar a los rehenes capturados por Hamás. En segundo lugar, la propuesta de Trump quiere parar el genocidio de los gazatíes por Israel, pues es demasiado caro el precio que puede pagar interna y externamente la Casa Blanca si sigue la matanza.

Pero según pasan los días, se hace más evidente que el plan de paz de Donald Trump es un ultimátum al precario orden regional que había entre Israel y el resto de Oriente Medio. La paz en Gaza (y sobre todo la entrada de ayuda humanitaria, clave para aglutinar el apoyo internacional al plan) será a cambio de la claudicación del sueño de autodeterminación palestino, la supeditación de los derechos nacionales palestinos a Occidente, como en los peores tiempos coloniales, y la constatación de que Israel será una superpotencia regional impune, intocable por su alianza con EEUU y avalada por 67.000 enemigos (la mayor parte niños y mujeres) asesinados sin la más mínima muestra de piedad.

Dos años después del comienzo de la guerra-genocidio de Gaza hay un evidente ganador, Israel, y un perdedor que aún puede pasarlo muy mal, Palestina.

Copyright © 2015 | La Síntesis - El primer diario digital de Saladillo