25 de noviembre de 2025

Nacionales 25/11/2025

El emocionante recuerdo de Víctor Hugo a 5 años de la muerte de Diego Maradona

Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?

A cinco años de la muerte de Diego Armando Maradona, el relator y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, inició el programa con un extenso homenaje al Diez, inmortal figura dentro y fuera de la cancha, con una reflexión sobre lo que representó a nivel político y para millones de personas que pudieron ver de manera constante su rebelión frente al poder y su lucha por un mundo más igualitario y justo.

Víctor Hugo recordó a Maradona a cinco años de su muerte

Desde que me levanté esta mañana, por supuesto, pensé en Diego. Cinco años de su partida. En las mil formas de empezar el programa con su intacto recuerdo. Elegí lo que siento al evocar el programa De Zurda en Telesur. Quizás porque Diego estaba peleando como un león por el ataque feroz del terrorismo estadounidense contra Venezuela. Era 2014, Diego en Telesur.

El hecho de ser un programa atravesado por la impronta de la lucha de gobiernos surgidos al calor de los sueños y necesidades de los pueblos lo instalaba en una trayectoria cuya perspectiva se adivinaba de antemano. Valores como la igualdad, el sentido soberano y la unidad americana estaban en el apogeo de la lucha contra la dictadura del poder económico del mundo.

Esa que nos tiene bastante doblegados ahora. Caracterizado ese tiempo por una estigmatización y persecución de los líderes que cambiaron América desde los primeros años del siglo, y un poco antes en el caso de Venezuela, la defensa de las convicciones que predominaron en los primeros lustros se volvió más activa. Diego era plenamente consciente de eso.

Admiraba en lo profundo de su corazón a los conductores que procuraban una menor desigualdad en la región de mayor desequilibrio en el planeta entre las clases dominantes y los sectores populares. Diego llevaba en su piel y en sus ojos, en el alma y en la memoria, el sufrimiento de su barrio pobre, la injusticia que enfrentaban sus padres para ofrecerle una vida.

Nunca dejó de mirar su origen y, por el contrario, se sintió orgulloso del mismo mientras el mundo le ofrecía los privilegios imaginados para los reyes y los poderosos.

Él fue de la mano de sus humildes padres, con la postal de los baldíos y las casas pobres de sus primeras hazañas. Entró a palacios, vio la inclinación de grandes señores ante su figura, pero siempre era Tota, su madre, la emperatriz del corazón.

Esa rebeldía de Diego se había apreciado muchas veces, velando por los derechos humanos, la justicia social, los salarios de los jubilados. El programa De Zurda no fue un descubrimiento de la personalidad de Diego. Telesur fue la plataforma desde la que le dio una continuidad diaria a su forma de soñar el mundo.

El fútbol con su origen humilde, la estética y la música que concibió Telesur, el momento histórico de América, hicieron que De Zurda fuera el programa ideal para que Diego explayara noche a noche su grandeza espiritual. El canal internacional permitió que la verdad de la vida de Diego recorriese un continente cuya construcción es el monumento a la injusticia en la historia del mundo. Eso es América.

Diego y la audiencia estuvieron corazón a corazón.

Lo viví de adentro. Se reconocieron como hermanos en un reencuentro.

Era la ilusión de todos los pibes, de los botijas, niños hecha realidad a través de Diego: ser un crack y salir de pobre, trascender en el mundo y asegurar un destino a los padres, honrar a sus países en cada grito de gol, saludar multitudes con la mano acariciando el cielo azul de una tarde de domingo, sentir el grito feliz de la tribuna y abrazarse a los que son como él, y ser llevado en andas por sus propios compañeros. Romper el destino, hacer pedazos las cadenas que los arrinconan en una pobreza injusta en países que tienen tanto para repartir.

La quimera de la vida de los pobres de América, entre el llano y los cuatro mil metros, entre nosotros, a nivel del mar y Bolivia, ese puño, es penetrar con su puño la nube oscura que los encierra sin sol. Y ese puño en alto es el grito de gol: corriendo unos pasos como Diego y luego ofreciéndose el salto gigante con el puño firme gritando que se puede. Diego les habló de eso. Pero no se conformó y fue a poner el pecho por todos ellos.

Desde el primer programa enfrentó a la FIFA. La corrupción del fútbol de la Conmebol y la FIFA estaban robando a los clubes, y estos son el brazo posible del rescate.

La estafa que Diego denunció en soledad y le significó duras represalias del sistema se confirmó no mucho después, tal como Diego la veía. El hombre que podía estar en un sillón de oro, al lado de los capos de la organización mundial, estaba en un estudio de televisión acusándolos con repercusión planetaria de sus dichos.

No había un vehículo mejor para la pelea de Diego, ni podía Telesur llegar a cada hogar americano y mundial con esa repercusión. Fue una alianza feliz como no es fácil encontrar otra, sencillamente porque no había otro Diego con su llegada y su espíritu de justicia, y no existía, ni aún hoy, una potencia comunicacional que llegase a lo más recóndito del espectro televisivo del mundo. Era el abrazo perfecto en el mundo de las comunicaciones.

Por eso, lo que faltaba saber de De Zurda se lo ofrecieron los años por venir.

El programa se hizo inolvidable porque entró al alma de la gente. Es una marca definitiva, un tatuaje adentro, con el rostro de Diego y su mirada alta y serena de dios eterno del fútbol.

Y es un registro televisivo que da a Telesur el merecido honor de ser el canal de los pueblos.

Ahora, como nunca, frente a la amenaza de Estados Unidos a Venezuela, en un mundo que ha perdido su norte, Diego de América y del mundo sigue siendo una bandera de los pueblos que se sueñan libres.

Copyright © 2015 | La Síntesis - El primer diario digital de Saladillo