Deportes 05/09/2025
El astro lideró la victoria 3-0 sobre Venezuela con dos goles
Lionel Messi empezó a recorrer la recta final de su extraordinaria carrera en la Selección Argentina. Llegó la noche que nadie, empezando el mismo, supuso que alguna vez se iba a vivir. El gran capitán del Mundial de Qatar y del bicampeonato de América jugó su último partido oficial en nuestro país con la casaca celeste y blanca. Y fue con otra victoria en la penúltima fecha de las Eliminatorias Sudamericanas. El equipo que dirige Lionel Scaloni derrotó 3 a 0 a Venezuela y Messi de nuevo jugó un partidazo: hizo dos goles y participó del tercero.
El primero llegó a los 38 minutos del primer tiempo, después de un pase estupendo de Leandro Paredes a Julián Álvarez y un gran enganche del delantero del Atlético Madrid para que el supercrack rosarino anote a su manera: picando la pelota por encima del arquero y el cruce de tres defensores venezolanos. A los 30 del segundo tiempo, habilitó a Nicolás González quien lanzó un centro desde la izquierda para que Lautaro Martínez convierta de cabeza y en la primera pelota que tocó, el 2 a 0. Y cuatro minutos más tarde, recibió un pase atrás de Almada y con un simple pase a la red cerró la noche.
Desde que entró a la cancha para hacer los movimientos precompetitivos, Messi fue atrapado por una emoción que no hizo ningún esfuerzo por ocultar y de la que recién pudo escapar cuando la pelota se puso en movimiento. Todos los recuerdos de su vida en la Selección, desde aquel primer partido en el estadio Monumental ante Perú de octubre de 2005 desfilaron por su cabeza. Y aunque no se trate de una despedida definitiva (es un hecho que jugará la Copa del Mundo por sexta vez, un acontecimiento inédito en la historia del fútbol), Messi vivió e hizo vivir una noche diferente. Convirtió un partido más en un hecho que dejará una marca en el tiempo. Todos recordarán haber visto su última función oficial en la Argentina.
Pero no sólo resultó la noche del gran Messi, que ingresó a la cancha de la mano de sus tres hijos. También fue la noche de futuro: Franco Mastantuono jugó su primer partido como titular de la Selección para establecer la línea de continuidad entre lo que fue y lo que será. Entre la gloria que se consiguió y la que habrá que ir a buscar al Mundial del año que viene porque así lo demanda la historia .
A Mastantuono no le pesaron la camiseta ni el compromiso. Se mostró, pidió la pelota y encaró arrancando desde la derecha al centro. A veces, se enredó en la última gambeta cerca del área. Pero se movió mucho y casi siempre se buscó con Messi y Thiago Almada y se encontró con los dos. Jugó poco más de una hora y aprobó el examen, habrá más en el futuro. A Messi le costó entrar en el partido, seguramente embargado por la emoción de la noche. Cuando lo hizo, ratificó su vigencia plena con otros dos goles.
Fuera de eso, la Selección volvió a enamorar. Presionó alto, recuperó rápido, monopolizó la pelota, la movió con buen pie por toda la cancha y sin pisar nunca el acelerador a fondo, transformó en figura al arquero venezolano Romo, que en el primer tiempo sacó cuatro pelotas de gol. En el segundo, le tapó otros dos a Nico González y al propio Messi. Pero la superioridad argentina fue concluyente. Y el 3 a 0 terminó cayendo por su propio peso. Si se lo hubiera propuesto, habría ganado por más. No fue necesario. Para despedir a Messi, fue más que suficiente que la Selección haya jugado de la manera en que jugó.
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